Pueblos despoblados

La Diputación es un gran escaparate político y la institución que se usa para el control interno del partido

Arranco este artículo con una obviedad. El domingo 26 de mayo también se eligen por vía indirecta los 31 representantes de la Diputación provincial. Informativamente, esta evidencia suele pasar por la campaña sin pena ni gloria. El votante no escoge directamente al presidente. Las tímidas peticiones formuladas en ese sentido, como las que defendió el hoy consejero de Presidencia, Elías Bendodo, no hallan el más mínimo eco entre los propios partidos. Así los aparatos disponen de manos libres para situar a sus fieles. Algún candidato/a de PP y PSOE a la Alcaldía en municipios donde obtener la victoria, a priori, es una quimera, son simples paracaidistas de paso a consolidar un cómodo sueldo en la Diputación. En el gobierno o en la oposición.

Valga el ejemplo. En estos comicios desconocemos a estas alturas no ya quiénes serán los aspirantes a ocupar los 31 escaños sino siquiera los nombres de los aspirantes a presidir la propia institución que cuenta con la nada desdeñable cifra de 300 millones de euros de presupuesto.

La Diputación es un gran escaparate político. Aunque su razón de ser es prestar servicios a los municipios más pequeños, la realidad es que nadie se priva de presentar iniciativas en los grandes, que es donde se consigue la proyección mediática. También se usa para el control interno de los propios partidos. Bien que lo saben en estas últimas cuatro décadas tanto el PSOE como el PP.

Los populares al menos han dado a conocer su programa electoral para gobernar ese organismo provincial. Esbozo genérico ante problemas profundos. El primero el de la despoblación que sufre la provincia. El pasado 7 de abril este periódico publicaba los datos del padrón de habitantes del Instituto Nacional de Estadística. El fenómeno afecta a casi el 70% de los pueblos de Málaga. Localidades como Jubrique y Canillas de Aceituno habían perdido un 30% de habitantes en la última década. En otros diez municipios el retroceso en ese periodo alcanzaba el 15%. Los alcaldes piden mejores comunicaciones, incentivos y posibilidades de empleo. Pero nada forma parte del debate de la campaña.

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