TRANQUILOS, que la pregunta retórica no se refiere al conjunto de España, sino a Baleares y, en concreto, a un partido de corte nacionalista que se llama Unión Mallorquina (UM) y que se está quedando sin dirigentes, implicados en casos de corrupción al por mayor.

El sábado por la mañana el presidente socialista del gobierno balear, Francesc Antich, destituyó de sus cargos a los tres consejeros de UM que formaban parte de su ejecutivo (Medio Ambiente, Turismo y Deportes) y a los dos directores generales detenidos en la operación Voltor -quiere decir Buitre, que también son ganas de señalar- por presunto uso fraudulento de fondos públicos.

Pretende Antich que estos ceses no le hagan perder a él la presidencia y, de hecho, aspira a continuar con el pacto parlamentario que le permitió ser presidente sin cuestionar la continuidad de la presidenta del Parlamento, también de Unió, imputada en otros dos sumarios. Lo tiene difícil: al PP le faltó un escaño para lograr la mayoría absoluta en la comunidad autónoma y el PSOE llegó al poder gracias a un acuerdo entre ocho (¡ocho!) partidos y partiditos, uno de ellos Unión Mallorquina. La misma Unión Mallorquina que ha estado veinte años apoyando al PP.

Con un 6,9% de los sufragios de los ciudadanos baleares UM ha hecho y deshecho en la política de las islas, vendiendo sus votos al mejor postor... y cobrando todo lo que ha podido en poder, influencia y cargos. El problema es que los cargos los ha utilizado, en unas proporciones pocas veces vistas, para financiar al propio partido y para financiarse algunos de sus líderes. Muchos de sus líderes, para ser exactos, porque es difícil encontrar una organización política tan pequeña y con tantos implicados en corruptelas.

Ahí van algunos datos. Además de la presidenta en activo del Parlamento, ya citada, el último presidente del partido, Miguel Ángel Flaquer, dimitió el martes tras retirarle el pasaporte el juez que investiga las dos causas en las que está incurso. Otro ex presidente, Miquel Nadal, también tuvo que dejar la Consejería de Turismo por el mismo motivo que Flaquer, aunque sigue impertérrito de concejal en Palma, donde tiene la llave para decidir mayorías. El mismo sábado la Policía le detuvo en las dependencias municipales. Tomeu Vicens, ex secretario general, acaba de ser condenado a cuatro años y está imputado en cuatro casos más. Damiá Nicolau, otro ex secretario general, ha sido igualmente condenado. Ahí más, pero no caben todos aquí.

Ya ven que no era exagerado el título de la columna. Jardiel Poncela se preguntó en una novela "Pero ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?". Yo digo: "Pero ¿queda algún hombre un honesto en UM?".

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