La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

Rajoy y los jóvenes

MARIANO Rajoy, a sus 60 años, ha decidido rodearse de juventud, divino tesoro. En las generales se enfrentará a líderes políticos que, por edad, bien podrían ser sus hijos rojetes o naranjitas, así que, dado que consideró que su sino y el del PP era jugarse el todo o el nada en diciembre bajo la sombra de su barba, la única fórmula posible para rejuvenecer es vampirizar en lo político, y valga esta metáfora tan de Halloween, a los más valiosos correligionarios que tiene. Pablo Casado, Andrea Levy o Javier Maroto son ejemplos claros de esta búsqueda de la fuente de la vida, pero también el egabrense Fernando Priego, al que el presidente giró visita el jueves y con el que tuvo notables gestos de cercanía y cariño, melindres poco frecuentes en este teatrillo egoistón y poco instructivo que es la política real. Priego, como se recordará, revalidó la Alcaldía de Cabra el pasado mayo y lo hizo con un porcentaje de votos que apabulla -un 60%- y tras conseguir 14 ediles en un pleno que tiene 21. Lo hizo además bajo el contexto de derrumbe de los populares y mientras decenas y decenas de alcaldes de esta formación se pegaban un trompazo histórico. Con tales datos, tan infrecuentes en el entorno andaluz, es normal que Cabra se haya convertido en un territorio amable para un PP en el que las mayorías absolutas tienden a convertirse en recuerdo. El futuro político del joven alcalde egabrense parece abrirse por ello como un abanico, mientras que el prestigio de otros populares cordobeses, no tan viejos por cierto, se escapa por el desagüe, aunque en esto de la política la resurrección siempre es una posibilidad. A Rajoy se le vieron durante su visita a Cabra las ganas de acercarse así a un líder político que, a sus 34 años, levanta pasiones en su municipio y protagoniza mítines multitudinarios para ser una ciudad media. Pero, seamos francos, pocos perfiles hay más alejados que el de Mariano y el de Fernando, y no me refiero a las calendas de sus natalicios. Si al señor Priego lo quieren en Cabra y lo votan es porque es un tipo cercano y valiente, que no teme el cara a cara. A Rajoy, el rey del plasma, campeón entre los huidizos, mucho le queda por enmendar en ese sentido, y no sólo a él sino a la mayoría de unos populares que tienden a comportarse como una secta antipática de pullover cruzado sobre el hombro sin entender que sólo con los clónicos militantes y con los votantes prototipo no llegan a La Moncloa ni en sueños. De Fernando Priego no deberían pues alimentarse sólo de su éxito sino tratar de entender el porqué. Pues ni la juventud se transfiere ni el éxito electoral se contagia. Tan fácil no es.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios