EL PP actuará y exigirá responsabilidades a aquellos que han hecho lo que no debían hacer. Lo dijo ayer, por fin, Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular, rompiendo aparentemente un largo e inexplicable silencio sobre la trama de corrupción que afecta a su organización y que se conoce como caso Gürtel. Sólo unas horas antes Rajoy había recomendado a sus compañeros "indiferencia" ante el alud de noticias relacionadas con la trama corrupta. El levantamiento del secreto del sumario, que afecta sólo, por ahora, a una tercera parte del mismo, ha obligado al líder del centro-derecha a salir a la palestra, aunque a su promesa de adoptar medidas le falta su concreción y personalización para ser creíble. Las últimas informaciones procedentes del sumario instruido dibujan un escenario, coincidente en línea generales en todos los medios informativos y los más diversos analistas, en el que un grupo de empresarios arribistas se aliaron con numerosos cargos públicos y dirigentes del PP en varias comunidades autónomas para obtener contratas, comisiones y negocios, favorecidos por esos amigos políticos, a los que recompensaban con dinero, regalos y halagos. Aunque los indicios de que este tráfico de influencias fuese acompañado de alguna forma de financiación irregular del PP son insuficientes, la sola existencia y actividad de esta trama (avalada por documentos, contabilidades, conversaciones telefónicas y declaraciones judiciales) supone de por sí un escándalo mayúsculo, que afecta a la transparencia de la vida pública y al propio concepto de la política, entendida como una vocación de servicio a los ciudadanos, algo que parece muy lejano a los propósitos e intereses que los presuntos corruptos utilizan en sus diálogos y reflejan en sus modos de vida y pensamiento. Rajoy lleva meses quitando importancia a la investigación sobre el caso y presentándolo como un asunto de persecución política contra su partido. Los hechos son tozudos, sin embargo, y ésta es la hora en que o Rajoy reacciona con contundencia y energía, apartando del PP a quienes se hayan dejado contaminar por la trama, o lo acabará pagando él mismo mediante el deterioro de su liderazgo y su alternativa.

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