La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¡Realidades, señor mío, realidades!

Dickens caricaturizó en 1854 lo que ahora se propone para las universidades andaluzas

Viniendo de lo de ayer, que me parece relevante incluso en estos tiempos oscuros que deben marcar las prioridades, es decir, viniendo del discurso de expulsión de "los saberes inútiles" de la Universidad, recuerdo que, para poner carne y sangre a la apoteosis de la revolución industrial, Alfonso Lazo, en sus magistrales clases de Historia Universal, recomendaba la lectura de Tiempos difíciles de Dickens, publicada en 1854. Sus dos primeros capítulos -titulados Las únicas cosas necesarias y El asesinato de los inocentes- presentan al rico industrial Tomás Gradgrind -retratado como "un hombre de realidades, de hechos y de números, un señor con la regla, la balanza y la tabla de multiplicar siempre en el bolsillo, dispuesto a pesar y medir en todo momento cualquier partícula de la naturaleza humana para deciros con exactitud a cuánto equivale - exponiendo su proyecto pedagógico en la clase de un colegio ante el profesor y "los pequeños recipientes, las cabecitas que esperaban que se vertiese dentro de ellas el chorro de las realidades, para llenarlas hasta los mismos bordes".

Si no han leído esta gran novela, permítanme ofrecerles un extracto del discurso pedagógico de Tomás Gradgrind: "Lo que yo quiero son hechos. Educad a esos niños y a esas niñas a base de hechos prácticos. Son lo único necesario en la vida. Sembrad solo hechos y arrancad todo lo demás. Únicamente apoyándose en los hechos positivos pueden formarse las mentes de los animales racionales; cualquier otro procedimiento será completamente inútil… Aténgase a los hechos, caballero. En esta vida no necesitamos más que hechos positivos, nada más que hechos y realidades… Guíate en todas las circunstancias y gobiérnate por lo real. No está lejano el día en que tengamos un cuerpo de gobernantes imbuidos de realismo y ese Gobierno estará integrado por jefes de negociado realistas que obligarán a las gentes a vivir de acuerdo con la realidad y descartando cuanto no sea realidad. Tenéis que suprimir por completo la palabra imaginación. La imaginación no sirve para nada en la vida".

¿En esas estamos 166 años después? ¿Llega a la Universidad el día de esos "gobernantes imbuidos de realismo"? ¿Habrá que "reconducir" -palabra utilizada en el informe de Airef sobre la Universidad- las cabecitas de los alumnos vertiendo en ellas un chorro de realidades que les vacunen contra los saberes inútiles?

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