El puchero

Teresa Santos Tsantos@malagahoy.es

Reivindicar la ética individual

CASI seis mil nuevos parados en Málaga. En estos tiempos hacen su agosto los pesimismos. Puestos a analizar, los más agoreros suelen ser los que nunca se pringan en nada y observan el panorama desde la atalaya de su propia comodidad. Y no es que les pueda faltar razón en las cuestiones que apuntan, es sólo que no saben hacer otra cosa más que apuntar. Es este un parasitismo con el que hay que aprender a convivir.

Otra cosa es el desánimo o el descontento propio de una crisis que nos está poniendo a prueba y que puede sacar a la luz lo peor de todos nosotros. Un ejemplo, esos miedos a que los inmigrantes arrasen con los pocos trabajos que quedan, sin plantearse que quienes vienen de fuera puedan ser precisamente los más explotados por empresarios sin escrúpulos. La desesperación es egoísta y, sin duda, es un mal síntoma que aparezca sin el más mínimo pudor.

Pero por muchos planes Zapatero que se pongan en marcha, difícil va a ser que pueda atenderse a colectivos como los que agrupa la asociación vecinal de San Andrés si es que son ciertos los datos que ha difundido y que sitúan al 88% de los vecinos en el desempleo. Otra posibilidad es que en San Andrés, como en otros muchos barrios, haya gente que esté trabajando sin contrato, haciendo chapuzas aquí y allá para sobrevivir, tirando de ahorros o arruinando a familiares cercanos. En esta situación, cada cual va sorteando su suerte como puede y lo que menos necesita es que le estén diciendo a cada minuto que el mundo se hunde. En momentos como éste es cuando más antiestéticos e indignantes resultan los enfrentamientos políticos, lo que desde los sindicatos se ha dado en llamar "frentismo".

Pero son los enfrentamientos los que trascienden, pese a que en provincias como la nuestra no son pocas las iniciativas que indican cómo está naciendo una corriente de renovación que no se conforma, que quiere aprender de errores, que intenta encontrar un camino de concordia. No es una corriente nacida al amparo de ningún grupo político, sino del encuentro casual de personas con el coraje suficiente para dar el cien por cien de sí mismas en lo que hacen, personas que no dudan en plantear la necesidad urgente de encontrar un enfoque ético incluso en la crítica a las instituciones y a quienes las rigen.

Este fin de semana se celebra en Málaga un congreso que va a poner de manifiesto entre otras muchas cuestiones la necesidad de una ética común como factor decisivo de progreso y desarrollo y la urgencia de profundizar en la educación en valores.

Ayer se volvía a poner de manifiesto cómo las sentencias que condenan a un año de prisión por atacar a un profesor han producido un efecto disuasorio y las agresiones se han rebajado. Sin embargo, no todo se puede regular ni se resuelve con acciones coercitivas.

Ahí están, como ejemplo, las profundas grietas sociales que se han producido en los ayuntamientos simplemente por tratar de ordenar el crecimiento del territorio. El problema de la falta de ética no es exclusivo de algunos políticos. No cabe más salida que la ética individual.

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