Postales desde el filo

Respeto

El aficionado malaguista ha rozado las semifinales de la Champions y ahora se asoma al pozo de la Segunda

En La democracia sentimental M. Arias Maldonado inicia su reflexión preguntando ¿somos individuos políticamente racionales o más bien ciudadanos sentimentales? Malo es que en política los sentimientos desplacen a la razón, en cambio, hay cosas en las que los sentimientos lo son todo. Es el caso del fútbol que nada sería sin la pasión, el goce o el sufrimiento, de victorias y derrotas. A veces, como ahora nuestro Málaga, sólo lo segundo. Los viejos del lugar sentimos la melancolía de volver a la indecorosa condición de equipo ascensor ¡Cuántas angustias y alegrías nos dio el desaparecido CD Málaga! Creíamos que nos redimiría el nuevo Málaga, sobre todo tras la llegada de Al Thani y su glamur de petrodólares. ¡Un Jeque!, pensamos ingenuos, como el PSG y el City. Pero, desde que aterrizó, todo ha sido un despropósito. Tanto en lo bueno como en la malo. El equipo, como el país, pasó de la euforia a la depresión, de gastar sin ton ni son a la más rigurosa austeridad. De codearnos con los equipos europeos que más gastaban en fichajes a vender hasta la camisa. El perplejo aficionado malaguista ha vivido el tránsito de rozar las semifinales de Champions a tener medio cuerpo asomado al pozo de la segunda . Tras la primera etapa con Jesualdo Ferreira y sus extraños fichajes, llegaron las vacas gordas. Se hizo una astronómica inversión, pero parece que nadie pensó que, además de los millonarios traspasos, había que abonar salarios propios de jugadores de élite. Hubo que vender a toda pastilla y, desde entonces, no se ha hecho otra cosa. Además de aplicar con tesón en los fichajes el mismo criterio de selección inversa que practican por los partidos políticos. En las últimas temporadas, la cantera ha sacado al club las castañas del fuego, en lo deportivo y en lo económico. Pero parece que ese filón también se haya agotado. Dadas las circunstancias, el milagro es que el equipo siga aún en primera. En realidad, que siga existiendo ya que en más de una ocasión ha estado a un tris de desaparecer. El Málaga del jeque es un enigma dentro de un misterio. Tan misterioso como que una empresa hotelera, sin aportar ningún activo, pueda acabar siendo, por resolución judicial, accionista mayoritaria. Todo suena a falta de respeto a los socios, a la afición y a la ciudad que representa. Debería saber que si las pasiones y los sentimientos son el colesterol malo de la política, en el fútbol es lo único que importa, ¡un respeto!

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