Riverinis y sanchinis

Rivera hace un año y Sánchez ahora han imitado a Salvini: desafiar al sistema para conseguir todo el poder

Tres de los cinco grandes países de la UE han pasado el verano pendientes de políticos que reclamaban el poder. Boris Johnson tiene dificultades para convertir su conducta pendenciera en un nuevo estilo británico de gobierno. Matteo Salvini ha fracasado en su órdago al sistema italiano. Albert Rivera hizo hace un año un Salvini: las encuestas le daban ganador y quiso forzar la dimisión de Rajoy para ir a elecciones, pero se encontró con una moción de censura que le dejó fuera de juego y completamente descentrado.

En España es difícil que haya gobierno ahora. El relato de todos es el mismo: los malos son los otros. El PSOE quiere gobernar en solitario con todo el poder. Ayer la ministra portavoz volvió a decir que habían ganado las elecciones, aunque la aritmética dice que con el 28% de los votos. Entonces echan mano de la semántica. "Los españoles han hablado claro y quieren un gobierno progresista". El término progresista es un eufemismo para no decir izquierdista. La Academia dice que progresista es una persona o colectividad de ideas avanzadas. Seguro que todos los partidos se consideran a sí mismos de actitudes avanzadas. Quizá menos Vox y JxCat, que tanto miran al pasado para reescribirlo. En fin, surgió un partido progresista en el XIX, de los liberales más radicales. Pero pretender que hay una mayoría izquierdista con 165 diputados es codicioso. ¿Considerarán progresista a ERC, que quiere separar la Cataluña rica de la España pobre?

A la frase "los españoles han hablado claro" los jefes del PSOE suelen añadir que el resultado debe ser un gobierno monocolor y que todos los que lo impidan están bloqueando al país. Hay muchos humos... Ahora las encuestas a quien prometen un triunfo rotundo es a Sánchez. Y ha gastado el verano en reuniones y muchas fotos con colectivos sociales. Esta no es una democracia corporativa, sino parlamentaria. Con quienes debieron hablar los socialistas es con los grupos parlamentarios. Y si querían un programa común izquierdista debieron hacerlo en común con su socio preferente.

Pero se han dedicado desde abril a ningunear a Podemos: que no eran de fiar para ministerios de estado, que no saben llevar un presupuesto, que no defenderían la democracia... Se infiere que ahora Sánchez quiere elecciones como las quería Rivera hace un año. Lo que tendrían es que entenderse entre ellos, que fue por cierto lo que de verdad pidieron claramente los españoles en abril, aunque ninguno se dé por enterado. Prefieren jugar a riveninis y sanchinis.

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