Postales desde el filo

Ruido y elecciones

Si lo de Cataluña era previsible, no lo era tanto el nacimiento de otro partido a la izquierda del PSOE.

Convocadas las elecciones la situación en Cataluña se tensiona. Era previsible. Además de los problemas previstos, es costumbre del independentismo aprovechar las crisis institucionales y la debilidad política para arremeter contra el Estado. Ahora invocan una república catalana frente a la monárquica España, pero en el 34 se alzaron igualmente contra la legalidad de la II República. Este nuevo asalto a la Constitución tendrá su inevitable reflejo en las urnas: el independentismo prefiere a la derecha como enemigo; prefieren confrontar banderas a debatir propuestas políticas y razones jurídicas. La mano tendida es su kriptonita. Haber pasado del bipartidismo al infranqueable "bibloquismo" (como dice Fernando Vallespín) tiene también que ver con el uso y el abuso que de la cuestión catalana ha hecho la derecha en toda España. Si en la "propuesta" de última hora que Rivera hizo a Sánchez incluía la exigencia -se diesen o no las circunstancias previstas en la Constitución- de la inmediata aplicación del 155, qué cabe esperar de su argumentario de campaña. Aunque, en realidad, todo este maldito embrollo dé la razón a Sánchez en su negativa a gobernar con Podemos. Tenía claro que esa coalición lastraría la capacidad del ejecutivo para afrontar lo que, al parecer, se nos viene encima: la primera obligación del gobierno, sea monocolor o bicolor, es respetar y hacer respetar la Constitución. Como le ha recordado con firmeza el Tribunal Supremo del Reino Unido a su primer ministro.

Pero si lo de Cataluña era previsible, no lo era tanto el imprevisto nacimiento de un nuevo partido a la izquierda del PSOE. Nacen, según Errejón, para movilizar el voto de la izquierda desencantado por el desacuerdo entre PSOE y UP. Quizás tenga razón, aunque también fragmentará el voto. Es imposible saber a priori la fuerza electoral de Más País y cómo afectará al voto socialista. Los efectos sobre UP son más previsibles. Si el pacto a dos fue imposible, no sabemos si la aparición de un tercero complicará aún más las cosas o las facilitará. Siempre que las derechas, favorecida por el ruido de fondo del tumulto independentista, no aprovechen la segunda oportunidad del 10M. Aunque no haya razones para dudar de la firmeza del PSOE en su defensa de la Constitución, las derechas intentarán situarlo en la antiespaña, en el eje del mal, dividiendo aún más a los españoles. El mejor regalo al independentismo.

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