Garrote a la zona azul. En Cruz de Humilladero, donde se ajusticiaba a los antisociales se han rebelado contra el SARE. Se añoran los días en los vivíamos a un paseíto del curro. Ahora en los suburbios motorizados, las plazas de aparcamiento de gañote son un privilegio. Hasta hace un par de años también echaba pestes de la zona azul.
En mi calle nos barrieron las líneas blancas. Comenzaron con unas reuniones informativas en las que nos intentaron convencer de la mejora de la calidad de vía para los vecinos. Algunos alzamos la voz contrariados. ¿Intereses de quien si vivo en un páramo comercial? Aquello atufaba a presiones de una gran empresa de mucho IBI y señor mío. Días aquellos en los que los chirimbolos parquímetros se arrumbaban en el depósito de la grúa municipal. La estrategia para ir convenciendo a los habitantes consistió en la proliferación de plazas de carga y descarga, muy necesarios espacios para parquear motos, también plazas reservadas para discapacitados y otro bonus de regalo para coches enchufables, auténticas ratoneras en las que calzan boletas los policías con gafas de espejo. Cuando se estrenó la norma, nos agolpamos a última hora con todo el papelerío y empadronaje en la oficina de la plaza del cristo del túnel.
Los perjudicados de la implantación del SARE no fuimos los vecinos, la cosa de aparcar se cebó en los trabajadores de los escasos negocios que atienden por allí. Para sorpresa del impuestable del barrio, en lo relativo a la esencia del asunto que es mejorar la oportunidad de estacionamiento, las rayas azules funcionan. Antaño en la calle se estacionaban vehículos hasta echar raíces. A partir de la ley del SARE puedes tener la suerte de encontrar algún hueco libre a diario y no calificarlo de aparición extraterrestre
Por supuesto, mosquea apoquinar por algo que ha sido gratis toda la vida. Y en cuanto a la eficiencia, el despiste, multita a multita, la sangría sale rentable para financiar a la tropa de vigilantes, maquinillas y papelines térmicos. El problema de fondo no es que la zona sea azul, verde o morada, es que el auto es un artículo de caro lujo a la vez que necesidad, en algún caso. En Distrito Humilladero por las bravas, a lo Lope, mandaron al arcade a la porra. SARE Krishna, SARE, SARE. Así se urde la pax malacitana y electoral.
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