NO le gustó a Salva amanecer ayer leyendo o escuchando algunas de las comidillas que aparecían en algunos medios de comunicación y que hablaban de su resurrección porque él en ninguno momento ha considerado que estuviera muerto. Por más que su reaparición con dos goles fuera inesperada para la gran mayoría, para el maño sólo consistió en salir a hacer su trabajo, que es el de marcar goles. Un trabajo que lo que sí consiguió fue enterrar muchos fantasmas, todos ellos relacionados con el gol. El primero, mandar al olvido la última fecha en la que había colado, como a él le gusta emplear. Tuvo lugar el 12 de enero de 2008, cuando adelantó temporalmente al Málaga ante el Granada 74 -luego empataría el veleño Javi Guerra-. Para encontrar el que hasta el domingo era su último tanto en Primera División hay que remontarse hasta la campaña 06/07, cuando disputó la segunda vuelta cedido en el Levante. Curiosamente, fue en el derbi levantino en el Ciudad de Valencia cuando, tras fallar un penalti, remachó su propio rechace. Su último gol con el Málaga en la élite tuvo lugar el 4 de febrero, hace prácticamente tres años, en un partido muy señalado, un Málaga-Athletic (2-1) que supuso la única victoria de Manuel Ruiz Hierro en el banquillo blanquiazul.