HE leído esta semana en el periódico que en los hospitales de Canarias hay cuatrocientas camas ocupadas por pacientes que sus familiares no recogen. Tuve que releer el titular porque creí que se trataba de la tradicional denuncia de verano cuando los amos abandonan a sus mascotas para irse libres de responsabilidad durante las vacaciones. Pero no, se trataba de que en Canarias hay cuatrocientas personas abandonadas en los hospitales porque sus familiares no los recogen ni cuando están sanos.

Ayer vi en un documental de La 2 que en Kenia los gorilas de montaña han conseguido sobrevivir gracias al trabajo de personas que se han preocupado con vehemencia de que no se mueran. La colonia de estos gorilas allí era de doscientos y ahora ya son ochocientos. Otra de las inversiones para tratar de que no desaparezca una especie se ha conseguido, también, en África con las tortugas. Resulta que cuando ponen los huevos debajo de la tierra la temperatura de ésta determina su sexo y como el cambio climático está sobrecalentando el planeta la arena está tan caliente que sólo nacen hembras. Para que salgan machos la tierra debería estar más fría. El caso es que nacen tantas tortugas hembras que no pueden aparearse y la especie se extingue. Los leones van a menos, así como los elefantes, y las inversiones son importantes para que sobrevivan, igual que el esfuerzo televisivo porque veamos en un documental semejante problema.

Y mientras, en Canarias sigue habiendo cuatrocientas personas sanas abandonadas por sus familiares que no las han recogido después de recibir el alta médica. Y no sale en ningún documental de una ni dos horas. Otra de las cuestiones que me preocuparon al leer la noticia fue que los detalles publicados eran mínimos, tan solo decía que el presidente canario, Paulino Rivero, denunció que están bloqueando las camas que se necesitan para otros pacientes, ya que la lista de espera es un gran reto y que se aliviaría cuando estén totalmente operativos los hospitales de Tenerife. Pero no leí nada de que le preocupara que los canarios abandonen a sus familiares en los hospitales. Hacemos esfuerzos ímprobos por salvar especies de animales, nos emocionamos cuando un primer plano enfoca los ojos de un gorila y casi lloramos al ver que una tortuga tras curar sus heridas es devuelta al mar y en cambio le damos la espalda a nuestra propia especie. A nuestros propios familiares que serán personas mayores que nos molestan en casa. Porque no queremos responsabilidades de atender sus necesidades diarias ni de soportar la atención que requieren. Hay cuatrocientas personas, sanas, con el alta médica en hospitales canarios, y lloramos de emoción porque han rescatado a un elefante que había quedado atrapado durante dos días en el fango africano. ¿Y dice Rivero que es un problema cultural? Pues sí, lo es.