Crónica Personal

Sánchez Mira a Portugal

Ojalá el milagro portugués se reproduzca en España porque necesitamos un Gobierno estable

Hace años que Pedro Sánchez mira con entusiasmo hacia Portugal, donde la fórmula de gobierno ha levantado un país que llevaba años a la deriva, con su economía en picado y Bruselas mandando al imponer un rescate que además de humillar crujió los bolsillos de los portugueses.

Hoy, el rescate se ha olvidado, Portugal se ha convertido en un país puntero, y la estabilidad interna es el asombro de quienes han vivido con preocupación los avatares del país vecino. El milagro tiene nombre y apellido, Antonio Costa, que fue segunda fuerza en las últimas elecciones, pero consiguió un pacto de legislatura con el Partido Comunista y el Bloque de Izquierdas, aunque sin formar parte de su Gobierno.

Costa tuvo la suficiente mano izquierda para convencer a sus socios de la necesidad de tomar decisiones que quizá no se correspondían con lo que siempre habían defendido, pero que eran indispensables para sacar a Portugal del hoyo en el que se hallaba inmerso. La fuerza de Costa es la firmeza de sus convicciones, que le han llevado a anunciar su decisión de presentar su dimisión como primer ministro si los partidos y sindicatos, incluidos sus socios de legislatura, se empeñaban en tomar iniciativas socialmente muy relevantes, pero imposibles de asumir presupuestariamente.

Pedro Sánchez nunca ha ocultado que Costa es su modelo a seguir. Y lo pretende hacer ahora, desbaratado lo que nunca quiso aceptar: un Gobierno de coalición con Podemos. El presidente en funciones ha iniciado una serie de contactos con diferentes sectores sociales para que le hagan sugerencias a incluir en el proyecto que quiere presentar a Iglesias para un posible pacto de legislatura, pero sin Gobierno de coalición.

El problema es que Pedro Sánchez no es Antonio Costa, los dirigentes de izquierda portugueses no son tan irresponsables como los de España ni la ciudadanía portuguesa vota fácilmente a recién llegados faltos de experiencia.

Antonio Costa tenía a sus espaldas una década de trabajo en cargos municipales antes de llegar a la política nacional. Llegó a la secretaría general del Partido Socialista tras una larguísima trayectoria en la vida pública, lo que facilitó la negociación con sus posibles socios de legislatura.

Pedro Sánchez llegó a Moncloa de carambola y sin ninguna experiencia previa de gobierno Y se nota. Mucho. Así que, ojalá el milagro portugués se reproduzca en España porque necesitamos un Gobierno estable, pero aquello no es esto. Por desgracia.

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