Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Sánchez no es nadie sin bildu

Es triste que las decisiones gubernamentales dependan de los enemigos declarados del Estado

No sabemos si los socios elegidos por don Pedro Sánchez, preocupado por mantenerse en el poder, por alto que sea el precio a pagar, lo seguirán apoyando o no hasta finalizar la legislatura, cuando, incluso en el seno del Gobierno de coalición, tantas discrepancias hay en asuntos cruciales -la jefatura del Estado o la guerra de Putin, por ejemplo- y en los socios externos, los independentistas, hay un constante forcejeo entre su aspiración básica de romper la unidad territorial de España y las 'líneas rojas' constitucionales imposibles de traspasar. El hecho de que algunos dirigentes del sector secesionista catalán hayan sido 'espiados' por el CNI, por los graves delitos contra la integridad territorial del Estado, por los que fueron condenados y posteriormente indultados por el Gobierno, ha enfurecido a esos insaciables socios, como si los órganos de inteligencia de cualquier país no tuviesen la obligación -dentro, desde luego, de la legalidad- de vigilar los movimientos realizados contra la integridad territorial y la seguridad de las instituciones y los ciudadanos. Incluso ERC acusó a Puigdemont de mantener contactos con miembros de la Rusia de Putin, proclive a la desmembración de Europa.

Esa irritación de los socios de Sánchez se ha revelado en la aprobación en el Congreso de las medidas económicas ante la crisis provocada por la guerra en Ucrania. Sólo los filoetarras de Bildu han salvado a don Pedro, tras facilitarle participar en los secretos de Estado manejados por el CNI, como al resto de los enemigos declarados de la integridad nacional. Sánchez no tiene fuera moral para censurar acuerdos puntuales de la oposición con otros grupos extremistas de su espectro, cuando él lo hace sin pudor con los que reniegan de España o descienden de los que tantos crímenes cometieron contra ciudadanos en un pasado demasiado reciente.

Espero que la ministra de Defensa, Margarita Robles, única representante del Gobierno que ha tenido la gallardía de defender la labor del CNI, vigilando a los enemigos del Estado, no por lo que piensan, sino por sus actos, no sea la cabeza que pueda rodar para satisfacer a los nefastos socios. Pero todo hay que esperar de don Pedro, al que nada puede quitarle el sueño, excepto la posible pérdida del poder. Que Sánchez sin Bildu no es nadie lo sabe él perfectamente, como no lo es sin el resto de independentistas. Por eso practica constantes genuflexiones ante ellos, mientras exhibe altanerías y no se molesta en negociar con la oposición. Los ciudadanos quizá se sientan humillados cuando piensen que los veinte céntimos de ahorro por litro de gasolina se lo deben a Bildu. Es triste que las decisiones gubernamentales dependan de los enemigos del Estado.

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