Crónica Personal

Sánchez, a por todas

Sánchez se siente fuerte porque está fuerte. Pero es más por la debilidad de otros que por sus propios méritos

Se quiere quitar la espina de que reaccionó tarde - aunque finalmente con eficacia- al desafío talibán, y desde que se produjo el telefonazo de Biden, provocado porque Rota y Morón son fundamentales para EEUU -lo que saben muy bien Robles y Albares, los únicos que han dado la talla en la crisis afgana- el presidente se ha vestido nuevamente con la camisa de supermán y no cesa de aparecer en público con declaraciones triunfalistas. Le ayuda que la oposición del PP no acaba de encontrar el punto y pierde todas las oportunidades que se le presentan de hacer una política eficaz, lo que facilita a Sánchez su empeño de ir a por todas presentándose como el único dirigente capaz de tomar decisiones acertadas y llevar a lo más alto el nombre de España en el escenario internacional.

Sigue eludiendo su obligación de informar al Parlamento sobre decisiones que afectan a la seguridad y a las relaciones exteriores, y tampoco muestra excesivo interés en responder a los periodistas, se siente más cómodo en el modelo de las comparecencias sin preguntas. Inicia el curso demostrando una vez más que su defensa del diálogo es algo que queda bien para los titulares, pero no le entusiasma excepto cuando se trata de negociar apoyos parlamentarios a cambio de lo que sea; pero huye de dialogar con aquellos que en ningún caso aprobarán políticas con las que no están de acuerdo.

Inicia septiembre con el anuncio de que subirá el salario mínimo de forma "inmediata", dando a entender que lo hará antes de acordarlo con sindicatos y empresarios. Como la CEOE ha expresado públicamente sus reticencias, pues no se negocia, y punto. Hay mucha demagogia en esa subida, cualquiera está de acuerdo con que incrementar el SMI, ¿pero podemos permitírnoslo, están las arcas en condiciones de asumir ese nuevo coste? Si creemos que Bruselas proveerá, siempre proveerá, más vale que vayamos dejando atrás esa idea, porque la UE provee en función de lo que considera que España puede asumir, y con unas condiciones que, de momento, el gobierno está intentando capear sin excesivo éxito. En Bruselas siguen empeñados en que se tomen iniciativas respecto al gasto público… y las pensiones. Sánchez se siente fuerte porque está fuerte. Pero es más por la debilidad de otros que por sus propios méritos. Confía en la recuperación económica, por eso saca pecho. Sin embargo esa recuperación está por ver, entre otras razones porque el Gobierno no es capaz de controlar la tarifa energética, que deja a la mayoría de los españoles temblando, ni las empresas tienen tan claro que en esas condiciones puedan poner punto final a los ERTE.

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