El asfixiante calor de estos últimos días multiplica las ganas de darse un chapuzón, pero no disminuye el peligro de algunas prácticas en el litoral malagueño. La falta de vigilancia y la habitual discusión por ver a qué administración corresponden las competencias permite que numerosos jóvenes sigan lanzándose al agua desde los restos del espigón de la antigua Térmica, en la playa de la Misericordia.
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