PANORAMA SIN EL SILO

Francisco Peñalosa

Sinécdoque

CUANDO alguien dice "el pan de mis hijos", ese alguien está tomando la parte por el todo. Porque los hijos también comen donuts, hamburguesas y pizzas, además de pan. A esa manera de emplear las palabras en el sentido que no les corresponde, aunque exista alguna conexión, se le llama sinécdoque.

En un reciente artículo del extraordinario nobelista Mario Vargas Llosa -eterno candidato peruano al Nobel- echa la culpa del atraso y de las penas de Colombia a las FARC, celebrando la exitosa campaña en contra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, convocada a través de internet por todos los rincones del globo.

Resumir el todo de la complejidad colombiana, concentrándolo en la parte formada por el grano de las FARC, es una sinécdoque. No es infrecuente el caso de grandes escritores y de eminentes filósofos, o de espléndidos escritores-filósofos, a los que en el primer párrafo de un texto ya se les ve a dónde quieren llegar. Y el escrito se convierte en una alfombra mágica, que nos lleva en volandas, transportados por la pirotecnia verbal del maestro de turno. Recuerdo a alguien diciendo a la salida de una conferencia: "¡Cuántas tonterías ha dicho. Pero qué bien dichas!".

También se practica la sinécdoque al hablar de la arquitectura contemporánea internacional y traer a colación a un puñado de arquitectos españoles, admirados y admirables, identificando esa selección con la arquitectura cotidiana celtibérica. Que es algo parecido a cuando en tiempos de Manolo Santana, algunos se creían que los españoles jugaban al tenis como si fueran australianos. En la arquitectura que día a día, sin pausa, brota como los champiñones cubriendo la piel de toro, el arquetipo es el modelo Seseña, diseñado por Paco El Pocero. Para defenderse de esta epidemia, los políticos responsables de la ordenación territorial, largan leyes y normas como si fueran churros.

En Andalucía, el arquitecto de a pie es un burócrata: LAU + POTA + POT + PGOU + CTE + Medio ambiente + Cultura + Bomberos +... Para moverse en esa jungla administrativa hay que ser Tarzán y saber liana te lleva a la anhelada licencia.

Resumiendo, confundir la punta del iceberg con la masa del témpano de hielo puede ser una catástrofe. Todo el mundo sabe qué pasó en el Titanic. Pero nadie cuenta cómo quedó el iceberg.

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