Sociología de un éxodo electoral

No veo en Iglesias a un Che redivivo. La única selva que creo es capaz de enfrentarse es a la vegetación de su chalet

Analistas, sociólogos y otros expertos en demoscopia llevan una semana analizando de forma concienzuda qué pasó en Andalucía. Alta abstención, la izquierda retrocede, la derecha se parte en tres pedazos, pero suma lo suficiente para gobernar. ¿Qué debería haber sucedido después de que los socialistas lleven 36 años al frente de la Junta, los últimos, presos de escándalos con presunta malversación de fondos destinados a desempleado y uso en prostíbulos de dinero de partidas para la formación? ¿Cuál debía ser la reacción lógica de los votantes ante una administración que enarbola la bandera de los servicios público, con la sanidad y la educación como pilares, en la cola de España en materia educativa, con un déficit de camas generalizado, con los profesionales de ambos sectores, castigados por las consecuencias de la crisis, muy movilizados e incluso uno de ellos hastiado? No creo que la gratuidad de las matrículas universitarias o la posibilidad de ver sin coste la televisión si te ingresas en el hospital fueran antídotos suficientes.

Y, como remate, tras una campaña plana, Susana Díaz excitó en la última semana el discurso del miedo a la ultraderecha. Y puede que en este caso su actuación fuera tan creíble que le sirvió en bandeja a unos miles de detractores que dudaban de cuál sería la mejor fórmula para vengarse.

En Podemos y Adelante Andalucía, la autocrítica de Iglesias y Rodríguez consistió en llamar a los jóvenes a las barricadas, a la revolución del 18. Pero ¿en realidad para qué les ha servido hasta ahora la formación morada a los cientos de miles de indignados del 15-M? ¿Cuál es su modelo económico: el de Cuba o el de Venezuela? El discurso de Teresa Rodríguez era coherente en el aspecto social y contra la corrupción, pero más allá siempre asoma la utopía. Y no veo en Iglesias a un Che redivivo. La única selva boliviana a la que le veo capaz de enfrentarse es a la frondosa vegetación de su chalet en Galapagar.

El mundo no sólo se arregla con dinero público. En la historia, el único maná gratis procedente, por así decirlo, de la Administración fue el que recibió el pueblo elegido durante el Éxodo de cuarenta años en su travesía del desierto. Pero en realidad fue un préstamo a medio plazo. También Dios les cobró después los impuestos, y con intereses, porque hasta la fecha continúan vigentes. Les colocó la tabla de los Diez Mandamientos, les obligó en el tercero a santificar las fiestas o, lo que es lo mismo, a que tuvieran que reunirse en los templos sábados y domingos si no querían cometer pecado y así pasarles el platillo.

Los sociólogos deberían analizar cómo es posible que pese a todo el PSOE ganase el 2-D. Y los otros partidos también.

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