La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Sr. Sánchez

Mi reconocimiento por saber trasladar sus culpas a los demás, y quedar como el oprobiado por sus rivales

Me descubro ante su manera de incrustar entre la opinión pública cierto valor épico a sus logros, a pesar de ser tan relativos. Ud, que aún gobierna con el presupuesto que le dejara su censurado antecesor, tiene el mérito de revestirse con la aureola de imprescindible sin haber puesto en el empeño nada más que vacuidad y palabrería a partes iguales. Chapeau.

He de reconocerle también el éxito por el que su diapasón en la temperatura política ha logrado silenciar los acordes que musicaban su alta capacidad plagiaria para lograr un doctorado cum laude. Constan las pruebas, incluso sus palabras alabando a una política alemana que dimitió por plagio. Pero ud., hablando de desenterrar a Franco, ha logrado que lo suyo se silencie y ni siquiera sea un borrón. Sin dimisión alguna; ni atisbo siquiera. Qué meritazo tiene usar la mentira con ese desparpajo con el que ud. abusa de ella.

No le negaré su eficacia obteniendo réditos políticos a costa de la corrupción del PP, sin que se note ni mihita que es ud. secretario general del mismo partido que arrastra la indecencia en Andalucía desde los Ere hasta la Faffe, pasando por alguna casa de citas de cuyo nombre supongo que no querrá ni acordarse. Porque del condenado conmilitón socialista y sindicalista minero de Asturias tampoco ha dicho ni , ni falta que le hace a su esbelta figura esa mancha, perdón, ese compañero ladrón, pícaro y gañán de la mina. Ya, sí, entonces usted sólo era Pedro.

Con unos pocos meses de diferencia ha logrado convencernos de que un Aquarius con inmigrantes a bordo no es lo mismo que un Open Arms salvando náufragos, aunque humanitariamente sean causas idénticas. O que pactar con exterroristas o independentistas no es bueno para España mientras el PSE, el PSN o el PSC se alían con quien sea.

Que hablemos de la tozudez extrema de Pablo Iglesias, y no de su propia incapacidad para formar un pacto de gobierno como candidato a presidente, es otro de sus logros, Sr. Sánchez; que su incomparecencia a la investidura pase como si de la suave bruma del amanecer por la playa de La Herradura se tratase. ¡Con lo que le dijo ud. a Rajoy cuando éste rechazó ir a una investidura sin apoyos!

Mi reconocimiento, pues, Sr. Sánchez, por saber trasladar sus culpas a los demás, y quedar como el oprobiado por sus rivales, aunque la realidad desguace su intención y deje clarito cuál es su único interés subyacente, aunque silente: usted mismo, su yo más rotundo. Y España, la excusa.

Atentamente.

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