TRES semanas después de la constitución de los nuevos ayuntamientos seguimos enfrascados en el debate de lo sueldos. Los de los concejales a plena dedicación en los municipios importantes, los de los gerentes de las empresas públicas en el caso de la capital... y las correspondientes partidas de ahorro que suponen los recortes como mensaje para trasladar al gran público.

Curioso que la primera medida que se adoptó en el Ayuntamiento de la capital fue la de subir la asignación de gastos para la operatividad de los cinco grupos municipales. Por un lado, cada uno de ellos debió renunciar a uno de los dos técnicos (es decir aplicar de inicio ese condición si quien desempeña la labor es la hermana de una ex alcaldesa o la mujer de un alto cargo) que hasta entonces podían contratar como personal de confianza. Pero de facto, al incrementar la partida, los grupos disponían de la posibilidad de destinar el incremento de esos ingresos a fichar, de nuevo, a una segunda persona.

Como técnica por esta última vía ha entrado la ex concejal del PP Mariví Romero. De esta forma se vendió la historia de que quien la coloca no es el ayuntamiento sino el partido. Absurda falacia porque el grupo popular le paga con el dinero que recibe de la Corporación, es decir, de todos los malagueños. "Llevo en política desde que tenía 16 años y mi pasión es trabajar para poder transformar la realidad", explicaba Romero en la web del Ayuntamiento cuando era edil hasta hace poco menos de un mes. Aunque en estos 16 años que ha permanecido en el equipo de gobierno o como responsable de distrito ha reunido méritos para dar dentro de uno días el pregón de la Biznaga, la realidad que mejor ha conseguido transformar Romero en estos años ha sido la suya.

La Diputación se constituirá el próximo 13 de julio. También las negociaciones con Ciudadanos supuestamente han causado estragos en la esfera del personal de confianza, que ya limitaba la ley de Racionalidad y Sostenibilidad de la Administración Local. Uno de los más afectados por los nuevos tiempos ha sido el gabinete de comunicación, que prácticamente ha quedado arrasado. Pero la razón es que todos sus integrantes eran personas de confianza del PP y, como tales, su única dedicación era informar sobre la labor del equipo de gobierno popular y de su presidente, Elías Bendodo.

No era un departamento de comunicación de la institución sino del ejecutivo y, en muchos casos, eso equivale a decir que del partido. Por lo que ha llegado a mis oídos, la alternativa que se barajó en las negociaciones con el resto de grupos municipales para constituir un nuevo gabinete era igual de mala o peor que la actual.