Supremacismo

Supremacismo sólo hay uno: creerte mejor que los demás. Sólo lo que varía es quienes son los demás

Supremacismo solo hay uno, creerte mejor que los demás, tan solo varía quiénes son los demás. Y razones para el supremacismo también hay solo una, el dinero. Nadie rechaza al que trae los bolsillos llenos, todo lo contrario. Los que traen los bolsillos llenos no son inmigrantes, son inversores, y son recibidos con los brazos abiertos en todas partes. Nada de esto resulta nuevo, pero lo realmente curioso del supremacismo es que se puede estar a la vez a favor y en contra, soplar y sorber. Se puede estar radicalmente en contra del supremacismo catalán, que quiere interponer una frontera con el resto de españoles, pero estar a la vez a favor del supremacismo español, que no quiere que esto se nos llene de refugiados. Y todo ello a pesar de que ambos se justifican exactamente con las mismas razones: abusan de nuestros impuestos, de nuestros servicios y de nuestra prosperidad.

Y no dejan de ser notoriamente idénticos, punto por punto, el argumento de Torra, presidente de la Generalitat, que teme por su nación ante el peligro de un "alud inmigratorio" (de españoles), y el de Martínez-Maíllo, coordinador general del PP, que dice que "el mensaje de que España puede ser el coladero de la inmigración ilegal es un mensaje muy peligroso". Aunque, curiosamente, eso no quita que en página par se pueda criticar el discurso excluyente de los independentistas, por querer encerrarse con una frontera, y en página impar se llame buenistas a los que se niegan a encerrarse con la frontera de España. En una página se puede decir que Cataluña no sería nada sin la emigración andaluza y en la otra advertir del enorme coste que supone la inmigración para España. Por cada supremacista español advirtiendo de que los inmigrantes abusan de nuestra Sanidad y nuestros servicios, hay un supremacista catalán diciendo que es Cataluña la que paga la sopa boba de los andaluces. Ninguna diferencia, en ambos casos el principio es el mismo: el que tiene más no quiere convivir con el que tiene menos, porque cree que tendrá que compartir, y eso será el fin de su mezquina prosperidad. Y eso no solo es falso, sino que aunque fuera cierto seguiría siendo miserable. Es simple y llanamente anteponer la avaricia a la humanidad, que es el rasgo único y definitorio del supremacismo. No solo del catalán, de todos. Es decir, del mismo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios