La esquina

josé / aguilar

Susana salta sin red

NO pretendo ser aguafiestas, pero la celeridad e indiscutibilidad con que se ha construido el liderazgo de Susana Díaz no ayudan mucho a superar sus carencias. Su propia gestación encierra todos los riesgos de la necesidad convertida en virtud y todos los peligros de la complejidad que deriva en simplificación.

El PSOE, andaluz y nacional, se ha abrazado a Susana con la misma fe ciega con que el náufrago se agarra a la única tabla de salvación que le arrojan. Sin capacidad ni ánimo para preguntarse adónde le conduce. Urgido por la sola idea de salvarse. A los socialistas les ha bastado con un mensaje fresco y vaporosamente renovador para secundarla con unanimidad búlgara. Sólo querían salir del pozo de amargura y pesimismo y no tenían tiempo ni fuerza para explorar otras posibilidades.

Eso ha hecho posible un liderazgo netamente personalista. Más que ningún otro en el socialismo andaluz contemporáneo, cuyos máximos dirigentes siempre se han visto forzados a hacer ejercicios de equilibrismo territorial y orgánico para mantenerse. Ella ha prescindido de cualquier modalidad de delfinato. En el PSOE andaluz manda Susana Díaz, después de Susana Díaz no hay nadie, y después vienen los demás miembros de la ejecutiva. Lo hizo, eso sí, con gran inteligencia. Con un par de gestos ha integrado al bloque que se opuso frontalmente a quien la señaló con el dedo como sucesora (Griñán).

Con materiales parecidos ha levantado también su liderazgo institucional, nombrando un gobierno sin vicepresidentes ni presuntos herederos, liberándose de los consejeros más afines a Griñán y de toda mancha de los ERE y marcando distancias con IU. Todo ello sin haber explicado aún cuál es su idea de Andalucía, algo que se exige como prerrequisito a cualquier gobernante. Un ejemplo: admite que en el enorme paro diferencial de Andalucía alguna responsabilidad debe tener su partido, que la ha gobernado desde hace treinta años (el partido de la igualdad ha dirigido la política que más desigualdad social crea, esa cantidad insoportable de personas que no pueden ganarse la vida con su trabajo), pero ¿qué hará para cambiar esa situación? No lo sabemos.

Al concentrar todo el poder, en el PSOE y en la Junta, Susana Díaz ha asumido todos los riesgos. Inicia un doble salto mortal sin red de protección. Está sola con su vértigo. De ella serán los éxitos y los fracasos.

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