la esquina

José Aguilar

Taponar la hemorragia

MIENTRAS el PP paladea la euforia de sus triunfos reales de 2011 y da el último empujón al triunfo presentido de 2012 (en Andalucía, Asturias es sólo una propina), el PSOE intenta recomponerse, instalado en el pesimismo, cuando no en la fatalidad que se ha trabajado a pulso.

Los socialistas están a la defensiva, con una estrategia centrada en impedir la mayoría absoluta del PP el 25-M y aguardar el milagro de que parte de sus seguras pérdidas de votos y escaños vayan a Izquierda Unida haciendo posible una coalición con la coalición. Hasta se ha hecho llegar a IU el malestar por que la lista de Sevilla la encabece el alcalde serrano Sánchez Gordillo, enemigo acérrimo del pacto con el PSOE. Se disputa a muerte por cada diputado.

Es de resaltar que el instinto de supervivencia haya terminado por funcionar en un gran partido como el PSOE. Después del congreso federal, que perdió la candidata de Griñán, y el turbulento proceso posterior de elaboración de las candidaturas, que se llevó por delante el secretario general de la única agrupación provincial andaluza que puede presumir de haber ganado las elecciones generales, las expectativas eran negrísimas: había una previsión de despedazamiento mutuo, intensificación de las refriegas y llegada a la campaña electoral con el partido abierto en canal.

Eso no se ha producido. No ha habido cierre de filas ni se ha zanjado el ajuste de cuentas, pero desde le ejecutiva federal se ha decretado la apariencia de unidad y el aplazamiento del ajuste. La tesis de Rubalcaba es la siguiente: no se puede deteriorar más la figura del presidente de la Junta de Andalucía. El PSOE no está para permitirse el lujo de presentar a los votantes a un candidato derrotado dentro del propio PSOE. Por eso le han dejado cambiar las listas de Sevilla y Cádiz para dar más peso a sus leales y han renunciado, en cambio, a revisar las listas de Málaga, Córdoba y Almería, donde los partidarios de Rubalcaba no han sido integrados por las mayorías griñanistas. La desproporción del trato recibido por los que triunfaron en el congreso federal y los que fracasaron es tan artificiosa no se explica más que por esta coyuntura.

Se trata de taponar la hemorragia. Quizás sea el aliento de una esperanza inútil, porque las causas de la misma son profundas y vienen de lejos, siendo las disputas internas sólo la consecuencia superestructural. Como tantas otras veces, las urnas serán la prueba de la verdad. Si son propicias, las heridas curarán y la unidad quedará restaurada. Si son adversas, que es lo más probable, se vendrá abajo el artificio, Griñán quedará desnudo y la venganza ahora aplazada pasará a ser objetivo, prioridad y solución. Y nada de fría. Se hará en caliente. Las navajas están afiladas.

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