Teresa Rodríguez se inmola por Málaga

La líder de Podemos sabe del lema que dice que es la primera en el peligro de la libertad y llega en auxilio

Anda el PP, y en menor medida Ciudadanos, muy preocupado por el advenimiento malagueño de la lideresa de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez. La dirigente anticapitalista ha decidido sacrificar su estado de confort gaditano e inmolarse en la pira electoral de la Costa del Sol. El territorio comanche del PP. Será cabeza de lista por esta provincia en las próximas autonómicas para salvar al pueblo "de la derecha". Dice la diputada que ha sido una decisión muy meditada. Que Andalucía es una región "multipolar" (perdón, pero no entiendo el término en el contexto) y que Málaga se merece tener un candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Quizá considere que tras el antecedente de Manuel Chaves, la Tacita de Plata merece un castigo y ella misma ha decidido emigrar al Mediterráneo para cumplirlo. Tampoco debe considerar que Juan Manuel Moreno Bonilla, el aspirante popular a San Telmo, merece el rango de candidato malagueño, aunque ya encabezara la lista en los últimos comicios electorales.

Teresa Rodríguez, además, se defiende cuando la tachan de paracaidista política, es decir, que desembarca en una circunscripción que no le corresponde por residencia, con un desafío: "Si fuera por Sevilla, nadie preguntaría por qué". Estoy de acuerdo. Pero refuto la mayor. Esa interrogante resultaría muy poco probable que llegara a plantearse. Dudo que el electorado sevillano transigiera sin más con una maniobra tan burda como la que protagoniza. Pero por estos lares el morado anda bastante descolorido.

Porque si fuera verdad, podría contarle ella a los votantes que todo este trasiego obedece a un simple reparto de sillones entre Izquierda Unida y Podemos para sacar esa Andalucía Adelante. Que en Cádiz, donde las encuestas le otorgan tres escaños, el pacto es que saquen su acta Ángela Aguilera e Inmaculada Prieto y si Rodríguez no hubiera cambiado de destino, con las listas cremalleras, el riesgo de que no salieran las dos era muy alto.

Pero seguramente es incierto lo que les acabo de contar. Y puede que este grupo de izquierdas se mueva por los principios y no por el reparto de los sillones, como hacen el resto de formaciones políticas. En realidad, Teresa Rodríguez se enamoró hace tiempo del lema de Málaga: "La primera en el peligro de la libertad" y, al advertir los destrozos que podrían causar los personajes que representan al arco político conservador, ha corrido rauda para abanderar la resistencia e infligirles una derrota que nunca olvidarán.

Jamás, desde la época de los Reyes Católicos, se ha visto en la historia a una dirigente tan dispuesta a luchar por Málaga.

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