Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Tregua de Navidad

Llevo semanas leyendo y escuchando idioteces. No sé por qué la España política se dedica a amargar a la España real

No hace tanto, si te cruzabas con un vecino o un conocido y te decía "feliz Navidad" o "felices Fiestas", le contestabas sin deducir a qué partido político votaba. Había quien recibía regalos de los Reyes Magos y quien de Papá Nöel -lo de Santa Claus vino después- y hasta de ambos. Y a nadie le daba un patatús. Los belenes convivían con los árboles de Navidad y la iluminación de calles, edificios y escaparates era bonita, fea, espectacular o pobretona sin que nadie sintiera la necesidad de exorcizar bombillas. En la tele echabas tus lagrimillas cuando a Pepe Isbert se le perdía Chencho en la plaza Mayor y ya te deshacías viendo el final de Qué bello es vivir. Luego, para fin de año, te desternillabas con Martes y Trece y nadie criticaba cada chiste por el hecho de que pudiera ofender a un señor de Soria, a una muchacha de Alicante o a un fabricante de butifarras. Porque la cuestión era reírse con los amigos. A ver quien no hizo alguna vez lo del "café tacilla" o gritó el "que me meo toa" de Tina Turner. Y en Nochebuena y Nochevieja se cenaba a lo grande, en función de la cartera familiar y sin que nadie te inquiriera respecto a la influencia de tu cena en el cambio climático.

Luego vino lo del solsticio de invierno y nos lo tomamos como la pamplina que es. Si es que los únicos druidas que conocíamos eran los colegas de Panorámix de las historias de Astérix. Y tampoco es que nos apeteciera irnos a Stonehenge a ver amanecer. Pero no valoramos el peligro que se cernía sobre nosotros. No le hicimos caso, lo dejamos estar y el peligro se convirtió en rutina. Y ya es un loquero avivado por los políticos en redes sociales. Entre los defensores de la pureza tradicional de las fiestas que acabarán por abominar del belén por italiano, los negacionistas de la navidad por consumista; los historicistas que vienen a descubrirnos lo que ya sabíamos; los manipuladores de todo interés y signo; los ofendidos, sea porque la mula y el buey pasaron frío o porque no hay un rey mago chino y los que nos cuentan que los renos de Santa Claus eran hembras no hay forma de disfrutar de una Navidad tranquila y en paz.

Llevo semanas leyendo y escuchando idioteces. Y ya cansa. Mucho. No sé por qué la España política se dedica a amargar a la España real. Si hasta en las guerras había una Tregua de Navidad. ¿No podrían relajarse un poquito y dejarnos disfrutar de la Navidad como Dios manda?

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