Cuchillo sin filo

francisco Correal

Triki-Troika

EL año empezó ayer, porque justo un mes después de que dieran las campanadas Ramón García y Ane Igartiburu, llegó a la Puerta del Sol el mesiánico Pablo Iglesias. Hay gente muy preparada que apoya a Podemos, que están detrás de Podemos, que van a votar a Podemos. Vaya por delante esa perogrullada. Estamos ante una innovación política del mismo calado que cuando apareció la UCD. Ésta dinamitó el franquismo y Podemos, primera persona del plural de un tipo muy singular, pretende hacer lo propio con la Transición. Una mina para cualquier politólogo, aunque esto raya la tautología, ya que Podemos es el juguete de unos politólogos, un Toy Story para mayores de 18 años, la edad que marca la línea de sus votantes.

Ya se ha dicho que tal vez seamos la primera generación que ha vivido mejor que nuestros padres y mejor que nuestros hijos. Nuestro bienestar se cimentó en que los primeros no tuvieran descanso y los segundos no tengan trabajo. Y ése ha sido el caldo de cultivo de estos gremlins anticapitalistas, este bolchevismo de salón que tiene muchas nominaciones para las diferentes galas electorales de la temporada.

Un año después del centenario del Greco, el vuelco ha empezado en Grecia. Y lo ha hecho con una lección de grosería del nuevo ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, que le ha hecho el triki-triki a la troika en su particular réquiem a Demis Roussos. Esa lección de soberbia intelectual interpretada en ciertos ámbitos como una proeza de los no alineados, como nueva Termópilas de un Filípides de diseño, a mí me recuerda a otro país llamado España que como Grecia también le echó un pulso a la comunidad internacional. Ellos tenían UNO, decía una de las pancartas del franquismo sociológico jugando con las siglas en inglés de las Naciones Unidas, pero nosotros tenemos DOS, un genitalismo chusquero que también llenaba plazas y avenidas contra la agresión foránea con proclamas insuperables como Alcaudete con El Caudillo, toda una exhibición de diptongos.

Creo que no les sienta muy bien que los tomemos a broma. En ese sentido, la UCD tenía mucha más correa que los profesores de Podemos: el centrismo en vías de extinción contaba incluso en esa galería de la mofa con buena parte de las películas de Mariano Ozores, Anticristo de los Goya.

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