Triunfa el Amor

En nuestra Semana Santa, uno no puede dejar de imaginarse a María al paso chiquistaní

La sobrina de Chiquito de la Calzada donó hace unos días la Medalla de Andalucía de su tío a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad Coronada. El hermano mayor de la cofradía, además de sentirse muy honrado, anunció que la Virgen luciría la medalla en el desfile procesional de este Lunes Santo. La estampa es cautivadora. En nuestra Semana Santa, tan alegre, tan natural y tan espontánea, uno no puede dejar de imaginarse a María Santísima mecida al paso chiquitistaní, mientras la multitud le grita "¡al ataquerrr!", "¡al ataquerrr!", en homenaje a su más ilustre devoto. Delicioso, y entrañable. Luego me acordé que además María Santísima de la Trinidad Coronada no es la única de nuestras Vírgenes que puede lucir una medalla al mérito. Nuestra Señora María Santísima del Amor ostenta la Medalla de Oro al Mérito Policial, concedida hace unos años por el Ministerio del Interior. Y eso casi tiene más valor, si me perdonan los hermanos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, porque en su caso esa medalla no fue una donación, le fue otorgada por méritos propios. Pero es que, además, y sin desmerecer a María Santísima de la Trinidad Coronada, Nuestra Señora María Santísima del Amor ha tenido que luchar por la medalla también en los tribunales, en un largo calvario judicial que ha terminado justo hace unos días, con una sentencia favorable del Supremo.

En 2014, el caso lo asumió inicialmente el Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo número 7 y tenía incluso fecha para la vista, pero un escrito de Interior obligó a suspenderla al alegar que la Virgen no era "funcionaria" y que, por lo tanto, era obligatorio que la causa fuera tramitada por una sala con cinco jueces, con lo que se remitió a la Audiencia Nacional. Este tribunal, en 2015, confirmó, por tres votos contra dos, la concesión de la medalla a Nuestra Señora María Santísima del Amor al no encontrar ninguna "irracionalidad" en la concesión.

Demonios, ¿qué irracionalidad podría haber? Y de ahí, finalmente, el caso pasó al Tribunal Supremo, que, hace apenas un mes, ha dicho por fin la última palabra, dando una vez más la razón a Nuestra Señora, y poniendo fin así a este terrible viacrucis judicial. Desde aquí, mi más ferviente enhorabuena. La Virgen ha triunfado de nuevo. En las calles y en los tribunales.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios