Trolas

Hay que pertenecer a la élite intelectual para creerse estas simplezas: ninguna persona de la calle podría ser jamás tan idiota

George Orwell, que quizá fue el más grande pensador político del siglo XX -y que se jugó el tipo luchando por la República durante nuestra Guerra Civil-, escribió en 1945 un ensayo sobre el nacionalismo que debería ser lectura obligada en nuestros colegios (nunca lo será, por supuesto). Y en ese ensayo, comentando la enorme cantidad de trolas que los intelectuales de izquierda se habían tragado y habían difundido durante la Guerra Mundial -como que el desembarco en Normandía no se había hecho para luchar contra los nazis sino para aplastar una posible revolución socialista en Inglaterra y Francia-, Orwell llegaba a una conclusión sumamente desalentadora sobre las estupideces que se creían los intelectuales de izquierda: "Hay que pertenecer a la élite intelectual para creerse esta clase de simplezas: ninguna persona de la calle podría ser jamás tan idiota".

No sé si podríamos definir a Pep Guardiola como intelectual de izquierdas -aunque creo que a él le encantaría esta definición-, pero desde luego hay que ser muy idiota -o muy intelectual- para decir lo que dijo en el acto independentista del domingo pasado: que vivimos en un estado autoritario que aplasta las libertades. Guardiola lo dijo en un acto público retransmitido por radios y televisiones públicas y privadas, rodeado de miles de manifestantes y de autoridades y de profesores universitarios y sindicalistas que apoyaban lo que él decía. Pero, aun así, miles de intelectuales y artistas y profesores están convencidos -igual que Guardiola- de que viven bajo una dictadura terrible que no les permite ni respirar ni ejercer sus derechos más elementales. Y el gran Guardiola demostró su talla intelectual cuando pidió ayuda a los demócratas del mundo para la celebración de un referéndum... que esos mismos demócratas del mundo llevan años rechazando porque no se ajusta a la legalidad constitucional española. Asombroso.

Vivimos malos tiempos. Es muy posible que la derecha española sea una de las más desvergonzadas y corruptas de Europa (lo que ha pasado con el Banco Popular debería llevar a ciertos personajes a la cárcel). Pero por desgracia también tenemos la intelectualidad de izquierda más imbécil de Europa. O la más infantiloide. O la más alejada de la realidad. Es decir, la más narcisista, la más prepotente, la más creída. La más ilusa.

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