DECÍA la semana pasada el portavoz de IU en el Parlamento de Andalucía, José Antonio Castro, que el acuerdo de gobierno con el PSOE no tiene tutía. Lo de tutía, que lo entiendo como un sí o sí, es como el caso aquel del que va al dentista y, cuando está en el sillón, le agarra por sus partes nobles y le dice "usted y yo nos vamos a llevar bien, ¿no, doctor?". Pues eso es lo que parece que Castro le está diciendo al PSOE. Y aunque en este caso se refería al impuesto sobre grandes superficies comerciales, al que se resiste el PSOE, parece que el apretón sobre el paquete se hace extensivo a otros temas, como el pago de la luz y el agua a familias sin recursos económicos. Apunta Castro que el PSOE tiene un doble discurso, es decir, que lo que más o menos acepta en reuniones internas del bipartito, luego lo comenta de forma renuente con reparos a la hora de hacerlo público.

Pero, claro, eso del no hay tutía lo podrá mantener el portavoz de IU mientras los presupuestos del año próximo se estén tramitando en las Cinco Llagas. Una vez que se aprueben, no habrá posibilidad de apretar el paquete, porque no hay paquete. No sé si me explico. Y no es porque Susana Díaz no lo tenga, sino porque de cara al próximo año legislativo, la presidenta -que a partir de este fin de semana estará investida también como secretaria general del PSOE andaluz- no va a tener tanta necesidad del apoyo de IU como la tuvo para su elección, y ahora la tiene para la aprobación de los presupuestos.

Con un año de recorrido por delante, en el que, si mantiene el ritmo que lleva ahora, o incluso un poquito menos, habrá conseguido un grado de conocimiento como presidenta como no obtuvieron en muchos años sus predecesores en el cargo. Así que, para finales del próximo ejercicio, si no se siente a gusto con los actuales socios, podría plantearse el quitarse el yugo del pacto y lanzarse a la aventura de unas elecciones anticipadas. Eso lo decidirá en función de lo cómoda que se sienta y de los sondeos que le auguren, o no, la posibilidad de una victoria, que le permitiese recuperar la primacía política del PSOE en Andalucía. Esto, por otra parte, le daría ocasión, si los tiempos la acompañan, el lanzarse a otras empresas de más alto nivel, en el medio plazo.

Así que lo del no hay tutía de Castro, hay que aceptarlo como algo provisional, como parece que lo ven Valderas y Maíllo, según se desprende de su prudente silencio. En definitiva, que sí hay tutía.

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