Vacuna para la humanidad

Ha tenido que llegar una desgracia mundial para que muchos hayamos descubierto que éramos felices

A Pepe Moya, un andaluz universal extraordinario. Te echaré de menos amigo

NO discutamos de aquello en lo que estamos de acuerdo. Es cierto, desde finales de febrero del año pasado estamos viviendo los peores días de nuestras vidas, salvo que usted sea accionista de Amazon o cobre el sueldo en bitcoms. Pero no todo son desgracias, la pandemia ha traído aparejadas algunas enseñanzas y hasta ciertas consecuencias positivas. Por ejemplo, hemos descubierto que el mundo en el que vivíamos y del que tanto nos quejábamos, era prácticamente perfecto. Todos daríamos lo que hiciese falta por recuperar las rutinas que definíamos como aburridas y que ahora no nos están permitidas. Ha tenido que llegar una desgracia mundial para que muchos hayamos descubierto que éramos felices y no lo sabíamos. Es de suponer, por tanto, que si volvemos a donde un día estuvimos, lo haremos agradecidos y disfrutaremos sin quejarnos por todo constantemente. Además, nos hemos digitalizado, hemos aprendido a hacer videoconferencias, abandonado el papel y ahora sabemos que más que espacio, lo importante en toda empresa es el ancho de banda. Súmenle que el medio ambiente ha mejorado al haberse reducido las emisiones tóxicas; hay quien afirma que también se ha reducido la delincuencia y al mismo tiempo la ciencia, la investigación, se han desarrollado como nunca ante la vulnerabilidad que la rápida expansión del virus ha puesto de manifiesto.

Pero hay más. La sociedad ha descubierto la importancia de la sanidad pública y también el papel imprescindible de los sectores agrícolas y ganaderos. A nivel mundial, la pandemia ha demostrado la falta de criterio y nula capacidad de gestión de personajes nefastos como Trump o Bolsonaro; ha revitalizado en positivo la importancia de la Unión Europea y los medios han descubierto que el modelo a imitar está en Nueva Zelanda, el primer país del mundo que abolió la pena de muerte y dio el voto a las mujeres. Incluso es probable, que el C19 haya hecho que algunos se den cuenta de que construir fronteras no es ahora lo primordial, ni va con los tiempos, ni garantiza mayor eficacia a la hora de resolver los problemas reales de la ciudadanía. Dentro de unos meses habrá acabado esta pesadilla y no es descartable que olvidemos pronto mucho de lo aprendido, porque la vacuna nos protegerá del coronavirus, pero no de ser humanos.

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