APROVECHANDO que en la Conferencia Política del PSOE se aprobó impulsar una ley para impedir que se corte el suministro de agua, luz y gas a las familia en situación de pobreza, el vicepresidente de la Junta, Diego Valderas (IU), anunció ayer que el Gobierno de coalición prepara un decreto para garantizar el suministro mínimo vital de agua y luz a todos los andaluces. Del gas no dijo nada.

Os tomo la palabra, parece haber replicado Valderas a sus socios: por qué esperar a que el PSOE gane las elecciones y vuelva a gobernar en España para aplicar esta medida de solidaridad si ya podemos implantarla en Andalucía, donde estamos gobernando juntos. O sea, cambiemos una promesa de futuro -con todo el peligro de incumplimiento que arrastran las promesas que se hacen estando en la oposición- por una acción que es posible en el presente. La lógica es aplastante.

Pero incomoda claramente al PSOE. Primero, porque hace aparecer a Izquierda Unida como el sector más progresista del Gobierno bipartito, abanderado de las causas sociales y de la atención a los colectivos más golpeados por la crisis. Aunque los socialistas terminen apoyando el decreto, siempre pasará a la opinión pública con la paternidad de la coalición.

Segundo, porque reabre el debate sobre los presupuestos, que los socialistas ya creían superado salvo enmiendas de poca monta a pactar entre los dos partidos. Pero un coste de 20 millones de euros, que es lo que ha calculado Valderas para estos "suministros mínimos vitales", no es algo de poca monta. Pregunta ineludible: ¿Esto cómo se paga? El propio vicepresidente afirma que el dinero tendría que salir del fondo de solidaridad de la Junta -reduciendo partidas destinadas a otros objetivos sociales, pues- o, con su terminología barroca, "abriendo un espacio a la fiscalidad". O sea, aumentando los ingresos fiscales a través de nuevos impuestos. A eso le temen los socialistas como a una vara verde. IU rescata, con los presupuestos ya negociados, un factor de enfrentamiento.

Todavía hay otro motivo para que el anuncio de Diego Valderas haya incordiado al PSOE. Al igual que ante la decisión de asegurar el desayuno escolar a los niños en riesgo de exclusión social, la gente puede preguntarse qué han hecho los socialistas para que después de treinta años gobernando la comunidad autónoma haya 46.000 familias que no pueden pagar la luz.