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rafael / sánchez Saus

Villalobos desangra al PP

HAN pasado cinco días desde que Celia Villalobos afirmara en un programa televisivo de gran audiencia que "lo que no cabe en mi partido es gente que diga no al aborto" y todavía no ha salido nadie significativo del PP a desmentir semejante dislate. Eso a escasas fechas de la que volverá a ser una gran manifestación pro vida en Madrid y a tres semanas de las elecciones en Andalucía. La señora de Arriola -y señalamos este vínculo con el gurú de cámara porque sin tenerlo en cuenta no puede entenderse plenamente la deriva del PP en el tema del aborto- era tenida hasta hace poco como un grano abortista en un partido que afirmaba los derechos del no nacido y de la mujer gestante, derechos incluidos en sus estatutos, en su programa y en su acción política y judicial frente a la ley Aído. Pero la ayer verso suelto parece haberse convertido hoy en la ideóloga de un PP que en este punto fundamental, como en otros, se hace más y más irreconocible para sus votantes de siempre. Más aún, no sólo marca la línea ideológica, hasta excluye a las personas que no piensan igual, siguiendo también en ese reflejo totalitario la estela de un progresismo de salón que nadie como ella sabe convertir en barriobajero en cuanto tiene un foco encima.

Por supuesto, desde los sectores burlados y excluidos por esa deriva que hasta ahora se presentaba como meramente pragmática pero no ideológica, se extraen las oportunas conclusiones y no hay más que asomarse a los foros católicos y conservadores en la red para percatarse del alcance del nuevo desmelene de la ahora conocida como Celia Candy Crash tras su decisiva aportación al Debate del estado de la Nación. VOX ha sabido resumir ese espíritu en un comunicado en el que se agradece "la claridad de la señora Villalobos, que se atreve a poner con palabras lo que el Gobierno ya está ejerciendo por la vía de los hechos: que el Partido Popular ha virado drásticamente, abandonando por completo la defensa del no nacido, y apuntándose a la promoción del aborto en los mismos términos que el PSOE, ratificándolo como un derecho". De la política de hechos consumados y promesas incumplidas en la que se ha especializado el PP de la mano de Rajoy, se llega ahora a la negación pura y simple de las ideas. Y con ella puede forzarse la ruptura de cientos de miles de votantes cuya nariz ni pinzada resiste tanta podre.

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