El rebalaje

laura / teruel

Violación y castigo

PUES no. Han pasado dos semanas desde que un trabajador del Centro Hípico de Almayate en Vélez-Málaga fuera condenado por violar a una menor en 2013 en un chiringuito de la localidad costera y Facebook no está lleno de fotos del criminal llamándole cabrón. Tampoco arde Twitter con la imagen del malnacido sentenciado hace dos días por abusar de una niña pequeña en San Pedro de Alcántara aprovechándose de su parentesco. La multitud de malagueños que parlotean por las redes sociales no han descargado sus iras contra estos delincuentes y sorprende porque, si bien hay mucha gente con un largo compromiso contra esta problemática, hay otra mucha que se sensibilizó puntualmente -herida en su masculinidad más profunda- con todo lo sucedido en la Feria del año pasado y que, desde aquellos hechos, no han vuelto a abrir la boca sobre las violaciones probadas y sentenciadas.

En la Feria de 2014, una joven primero denunció haber sufrido una violación grupal y luego tuvo que retractarse, víctima -como mínimo- del alcohol y la vergüenza social. Fueron apenas tres días pero ya era tarde, su foto corría por internet poniéndola de zorra para arriba mientras salían muchos defensores de los chicos acusados, preocupados por su honor. La falta de honor de los violadores de Almayate y San Pedro ya lo ha valorado un tribunal pero no ha quedado dilapidado en las redes sociales como, por otra parte, debe ser en un Estado de Derecho garantista. Hubo, de hecho, muchos que se escandalizaron más por los jóvenes injustamente acusados que por lo que primero expuso chica. Pero si hay quien puso el grito en el cielo por aquel caso que forma parte del entre 2 y 8% de denuncias falsas por abusos sexuales, según instituciones internacionales y españolas como Mehanviolado.com, cabría esperar que se indignara igual por el 92% de las denuncias verídicas.

Sin duda, los casos sentenciados sucedieron hace años y eso atenúa el cabreo del primer día que tanto se cebó con lo sucedido en la Feria. Pero, más allá de esa salvedad, son un ejemplo de que aún quedan grupúsculos de cavernarios que viven la lucha por la igualdad como una amenaza a sus derechos; que salen en defensa del macho y toman cualquier error de una mujer, como poner una denuncia falsa, para atacarlas a todas y humillar las políticas de género.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios