Con los datos que están encima de la mesa hay que concluir que Juanma Moreno ha aguantado las presiones de Pablo Casado para que el calendario electoral en Andalucía se acomodara a las estrategias del PP nacional y de su aspirante a la Moncloa. La convocatoria hecha deprisa y corriendo y cortita de argumentos en Castilla y León demuestra que en Valladolid han dado luz verde a lo que en Sevilla se le puso la roja. Se evidencian así, entre otras, dos circunstancias que convienen tener en cuenta porque tendrán consecuencias políticas en el corto y medio plazo. La primera es que el presidente andaluz tiene autonomía de acción y que maneja sus propios calendarios al margen de lo que se quiera dictar desde la calle Génova de Madrid. La segunda es que las relaciones entre Casado y Moreno no llegan al extremo de crispación que sostiene con la madrileña Isabel Díaz Ayuso, pero sí son manifiestamente mejorables.

Hace algún tiempo, Casado manejó la idea de una convocatoria conjunta en Castilla y León y Andalucía, dos comunidades donde el PP tiene el gobierno prácticamente garantizado, para que el empuje de esa victoria le subiera a la ola que lo llevaría a la Presidencia del Gobierno. Y de paso para afirmarse en la pugna interna que sostiene por el liderazgo nacional con la presidenta madrileña. El aspirante del PP es, por ahora, rehén del triunfo que obtuvo Díaz Ayuso en mayo, que le vino muy bien porque el partido entonces estaba hundido, pero que también le vino mal porque el fenómeno Díaz Ayuso cogió altura y velocidad hasta convertirse en el principal dolor de cabeza del líder nacional.

El pasado noviembre, Díaz Ayuso tuvo un protagonismo acusado en el congreso del PP andaluz y allí le recomendó a Juanma Moreno que volase libre y que se zafara de las presiones de Génova. Parece que el presidente de la Junta se ha aplicado el consejo y va a convocar las elecciones cuándo a él le convengan. No serán muy tarde, pero en la práctica la legislatura estará agotada cuando firme el decreto de disolución del Parlamento. No le queda ya mucho recorrido al primer mandato sin socialistas en el Palacio de San Telmo, después de que fracasase por primera vez la aprobación de los Presupuestos. Pero cuándo eso suceda al PP andaluz se le va a abrir un proceso complicado: hay pocas dudas de que va a ganar, pero otra cosa es si va a poder gobernar solo o va a tener que recurrir al apoyo expreso de Vox. En ese caso, los problemas de Juanma Moreno se van a multiplicar por mucho.