El espontáneo

Juan Cachón

Zas, zas; zas, zas; zas, zas

INDISCUTIBLEMENTE, esta frase tan conocida ni por lo más remoto se me ha ocurrido a mí, sería una presunción por mi parte. La he copiado literalmente de unas declaraciones del gruñón y bronco premio Nobel y Príncipe de Asturias Camilo José Cela. Y es que a mi parecer le viene como anillo al dedo a las siguientes líneas que se me acaban de ocurrir y que no han sido producto del azar sino de la reflexión, por mi parte, de todo este lío en que llevamos metidos hace tiempo. Me refiero, en primer lugar, y creo que se han escrito casi tantos regueros de tinta como en la Guerra Civil o con el Guernica de Picasso, pero el que más tabarra está dando desde mi punto de vista, que raya el paroxismo del humor, y se lleva la palma de la mano, es el pesadísimo algoritmo del Íbex 35. No sé por qué la habrán tomado con dicho algoritmo y me recuerda a la célebre disputa entre don Quijote con Sancho sobre el yelmo de Mambrino, ¿qué es la verdad?. A mí me parece así, a ti así, y a otro de otra manera. Una bacía de barbero vale tanto como el yelmo de Mambrino si cumple la misma función, si permite la misma ilusión. Posiblemente sea muy torpe, posiblemente, repito, sea muy tarugo, pero no acabo de entender absolutamente nada. Parecer ser que no hay otra forma de dejarnos perplejos que hablar de esta especie de cabriola económica, es como si cada vez que el vecino de al lado se cambia de chaqueta o de calcetines, nos diese una clave sofisticada diciéndonos que si la chaqueta es cruzada, es de marinero, abotonada o de uniforme de húsares o si los calcetines son de tergal de nylon o de ejecutivos y si los calzoncillos son tangas, largos, bordados con lentejuelas o son parches sor Virginia. Se produce la gran perplejidad como dije anteriormente y de lo kafkiano que es lo que más identifica este principio de milenio se produce lo humorístico.

Kafka fue en el fondo un gran humorista, como fue un gran humorista Cervantes, posiblemente el primer descubridor del humor según el sociólogo Arnold Hauser. Pues hasta la edad moderna en la propia edad media lo que había era comicidad más o menos tosca, sátira más o menos agresiva, pero no humor. Yo me identifico con Hauser, el gran descubridor del humor fue Cervantes, con su inmortal don Quijote, para no ir con más rodeo, en una palabra, humor significa: tener en cuenta todo, tanto lo bueno, como lo malo, reconocer siempre la justificación de los diversos puntos de vista, decir siempre a la vez sí y no.

Así nos luce el pelo. Sin comentarios, pues luego todo se sabe y nos pueden llamar a uno agorero.

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