HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

Se acercan

En los restos del imperio turco, Kemal Ataturk hizo reformas drásticas y fundó una república moderna para impedir que en el futuro Turquía fuera una teocracia donde el califa y el sultán fueran la misma persona. Turquía quiere volver atrás y recuperar el califato antes de que se lo arrebaten. Candidatos no faltan. El contento con el que se ha acogido en Europa y en Irán el referéndum turco nos ha descolocado. El contento será por distintas causas, pues entre el régimen iraní, sus imitadores y Europa sigue ensanchándose el abismo. Las trifulcas con Marruecos, ahora también con Argelia, a las que en España se les quita importancia y en el norte de África se les da, aumenta el desconcierto. No comprendemos del todo la alegría y la pasividad europeas ante el cerco del Islam, cada vez más claro y agresivo. Todo se sabrá cuando los nuevos Paulo Orosio y Sidonio Apolinar nos cuenten cómo nos dejamos vencer por los bárbaros.

Europa muestra estar muy segura de sí misma, de su democracia y sus derechos humanos, visión que no comparten quienes se acercan a nosotros con idea de imponer otro orden. Los turcos se subieron al carro del Occidente vencedor después de la guerra del 14 y, visto el actual avance del Islam y la previa rendición de Europa, quiere subirse al carro de Oriente, que es por donde siempre salió el sol. El presidente iraní celebró la conversión turca con el puño izquierdo cerrado en alto. No hace mucho tiempo apareció en la prensa un chiste, por llamarlo así, con la imagen de Hitler emergiendo del horizonte sobre un campo desolado: el pie decía (cito de memoria): "Oigo hablar de nacionalismo y de socialismo. Mis ideas no han muerto." Es una gran confusión ver cómo los países islamistas, los populismos de América y un régimen terrorista como el de Gaza cuentan con la simpatía de la izquierda europea. Una régimen no puede juzgarse porque use gestos engañosos y vocabulario tradicional de la izquierda.

Nos gustaría leer un buen ensayo, que debe existir y estar publicado pero que no conocemos, en el que no se hagan adivinanzas sobre el futuro, que siempre fallan, sino que se nos explique qué ha ocurrido en el mundo en los últimos 30 ó 40 años para haber desembocado en un presente degradante y suicida. ¿Por qué la izquierda europea abomina de las democracias más estables, como Francia y Estados Unidos, de las libertades conquistadas por los europeos con dolor y sangre, y, en cambio, apoya sentimentalmente y con dinero a regímenes que se parecen mucho a los totalitarismos del siglo XX? ¿Por qué un golpe de Estado contra una dictadura, o contra el intento de establecerla, tradición de la izquierda, es condenado? ¿No sirve el ejemplo de Termidor? Tanto embrollo debe tener una explicación convincente. Si conocemos las intenciones del enemigo, no nos cogerá mal avisados.

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