El puchero

Teresa Santos Tsantos@malagahoy.es

El ajuste ha calado

YA ha calado. El ajuste profundo no es el que se aplica a los sueldos de los gerentes o altos cargos de Emasa, Promálaga o el Palacio de Ferias, por mucho que el alcalde De la Torre aproveche la ocasión para decir que su Ayuntamiento es el único que se ha atrevido con reducciones superiores al 15%, que era el máximo acordado por la Federación Española de Municipios y Provincias.

Son cuestiones que suenan huecas, por mucho mérito que crea tener su protagonista.

Un hecho ha marcado el verdadero ajuste, el que más del 30% de nuestra población activa no tenga trabajo, y que un alto porcentaje del empleo que se mueve sea temporal y esté pésimamente pagado. De ahí que los recortes a los altos cargos de la Administración levanten ampollas.

Increíble parece en esta situación que hayan aumentado considerablemente en nuestra provincia las matriculaciones de vehículos, cuando no hay un solo hogar donde no se haya reducido el gasto en todo lo posible.

Las cifras de empleo las sigue moviendo el turismo, hecho que preocupa a los analistas ya que en general todos los países europeos están aplicando recortes y puede que muchos de nuestros visitantes extranjeros decidan retraerse y no viajar. Y para qué hablar del sector de la construcción cuando los ajustes anunciados por el Ministerio de Fomento empiecen a repercutir en la obra pública en ejecución.

Muchos economistas se pasaron años advirtiendo de la necesidad de un cambio de modelo productivo que no estuviera basado en la construcción y el turismo. Era predicar en el desierto.

Cuando la crisis se hizo notar desde la Administración se sugirió que esta situación podría ser una oportunidad para los parados que tenían la posibilidad de cualificarse y encontrar nuevos nichos de empleo para cuando la crisis hubiera remitido. Parecía entonces que era cuestión de poco tiempo. Ahora, cuando el sector turístico ya no es capaz de absorber más parados procedentes de la construcción, no se sabe dónde están esos nichos que se anunciaban ni de qué han servido los cursos con los que han matado el tiempo los desempleados.

En esta situación de desesperanza, el único discurso de futuro es el que están dando los emprendedores en el amplio sentido de la palabra, los que han sido capaces de dar la vuelta a sus pequeños negocios para adaptarlos a la situación actual. Hamburgueserías que han dejado de serlo para ofrecer ahora comida casera y económica para llevar a las casas, o costureras que se ofrecen a renovar vestuarios pasados dándoles cuatro o cinco toques actuales…

Es preocupante que el ajuste haya calado tanto. Se nota hasta en la reducción de las plazas de las guarderías. Ahora las que están a tope de trabajo son las abuelas. No me dan ninguna pena. Que no cedan, que no se dejen explotar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios