El puchero

Teresa Santos

Más allá de la vuelta a la lucha de clases

LOS tiempos que corren nos están poniendo a prueba. Ayer, Día de Andalucía, la calle presentaba aparentemente el mismo aire festivo de otros años, pero no. Las ventas y los chiringuitos se llenaron de familias con ganas de compensar tanta incertidumbre. Aunque se sigue saliendo en familia, no hay ánimo de gasto. De eso saben mucho los hosteleros. Tener trabajo ya no es garantía de nada.

Se está viendo como las grandes empresas están empezando a aplicar la reforma laboral, y como otras realizan masivas consultas, acuden a seminarios y talleres y se informan sobre la aplicación que la nueva norma puede tener a su situación concreta.

Los sindicatos y partidos de izquierda llaman hoy a una nueva movilización, convencidos de que la reforma laboral va a suponer una masiva destrucción del empleo hasta conseguir unas plantillas que acepten sin rechistar las condiciones que marque el empresario.

El argumento que se ha ido gestando en los últimos días y que el lunes exponía en Málaga el secretario de ideas y programas del PSOE, Jesús Caldera, es que la reforma solo se puede parar desde la izquierda. Caldera aventuró sospechas y las lanzó al auditorio socialista que le escuchó en el Instituto de Estudios Portuarios. Piensa Jesús Caldera que la reforma no ha sido improvisada, ni tiene carácter de temporalidad por la crisis. Que es una reforma trabajada durante meses en algún gabinete y lanzada ahora como medida ante los requerimientos de la Europa de Merkel.

Tal y como se está enfocando, parece que no cabe otra que volver a la olvidada lucha de clases, esa que tradicionalmente ha enfrentado a izquierda y derecha. Sin embargo creo sinceramente que la ciudadanía se merece no tener que volver a revivir estos enfrentamientos. La reforma laboral afecta a todos, trabajadores de izquierdas o de derechas, es más, muchos votantes del PP participaron en la primera manifestación convocada por los sindicatos.

Puede que la respuesta nos la den los juristas que tienen serias dudas sobre la constitucionalidad de algunos artículos. Es el caso del colectivo Jueces para la Democracia, desde donde se ha advertido que la reforma laboral puede chocar con el artículo 24 de la Constitución que garantiza a la ciudadanía una tutela efectiva por parte de jueces y tribunales. Los jueces progresistas señalan que seguirán aplicando la Constitución para evitar abusos.

En principio es una incógnita lo que pasará en los juzgados y salas de lo social cuando los trabajadores no tengan otra opción para defenderse que acudir a los tribunales.

El magistrado de la sala de lo social del Tribunal Supremo, José Manuel López García de la Serrana, ya ha planteado que el legislador en la reforma no deja tan claras como parece las causas objetivas del despido colectivo, es decir, que cabe un margen interpretativo por parte del juez, que incluso, si se trata de causas económicas, puede admitir pruebas en contra. Puede que los legisladores de la reforma se encuentren con una inesperada respuesta en los juzgados. Veremos.

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