A la altura de las circunstancias

Ahora llega el momento de ver si los nombramientos del presidente Pedro Sánchez han sido adecuados

Tras una semana de dimes y diretes hemos conocido al equipo de ministros que acompañará a Pedro Sánchez los próximos meses. Una característica que puede observarse, y que es muy adecuada en estrategia política, es el hecho de sustituir la escasez de tiempo para que sean conocidos por el público por la llegada de personajes ya famosos de antemano. Es el mismo fenómeno que llevó a Ronald Reagan desde las películas de vaqueros a la Casa Blanca, o a Michel Martelly desde su oficio de músico haitiano a presidir su nación. Ahora llega el momento de ver si esos nombramientos han sido adecuados, porque no debemos olvidar que muchos de ello no dependen lo más mínimo de la política para vivir, y esa ligereza de equipaje no suele gustar mucho a los partidos.

Hay un nombramiento particularmente interesante entre los elegidos, y es el de el astronauta Pedro Duque. Acostumbrado como hemos estado a tantos ministros de educación juristas, la llegada de un tecnólogo en un mundo como el de hoy es de agradecer. Seguro que ya no será de esos irresponsables que se vanaglorian de no dársele bien las matemáticas por ser de letras, ni de desconocer lo que hoy se nos plantea en internet o los grandes retos a los que se enfrenta la inteligencia artificial. Para alguien que ha trabajado directamente en la NASA, su capacidad de analizar la ciencia y el mundo es mucho más amplia, como puede observarse cuando entras en Cabo Cañaveral y en el Centro Espacial Kennedy. Y es bueno que esa experiencia pueda llegar a nuestra universidad, donde son muchos los investigadores que trabajan en estos campos del saber.

Parece mentira que en la Universidad de Barcelona haya coincidido la llegada del nuevo ministro con el ataque a una conferencia sobre Cervantes. Para estos atacantes "universidad" y "conocimiento universal" deben ser conceptos antagónicos. La pena es que ninguno de ellos pueda observar el mundo desde el lugar donde lo hizo Pedro Duque, y se podría dar cuenta de lo pequeña que es Cataluña, de lo parecida que es al resto de la Tierra y de lo similares que son todos los seres humanos. Pero hacer entender a estos supremacistas que todos somos iguales es, sin duda, un reto a la inteligencia y, como decía el dibujante norteamericano Bill Watterson "A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros."

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