Luces y sombras

Antonio Méndez

El aniversario

ATRAER al turismo norteamericano siempre ha sido un objetivo prioritario para Málaga. Pero la empresa es muy compleja por muchos motivos. Las clases medias estadounidenses viajan, pero prefieren conocer primero su vasto país. La oferta de ocio de que disponen es la mejor del mundo. Y, por si fuera poco, cuentan con Nueva York. Los universitarios son los más atrevidos a dar el salto a Europa y buscan cultura, no sol y playas. Tampoco es el estereotipo de viajero que se quiere captar porque su poder adquisitivo es muy limitado. Y cuando deciden salir de vacaciones al continente, Londres y París son los dos destinos que se imponen conocer por obligación. Y como remate, prefieren volar en compañías aéreas made in USA.

Con este margen de maniobra debe moverse Andalucía y la Costa del Sol para posicionarse en este mercado. Hace un par de ediciones de Fitur, la feria internacional de turismo que se celebra en Madrid todos los inviernos, la responsable de una operadora de Chicago me aseguraba que Barcelona era la ciudad española más demandada por su clientela. Cuando pensaba que la causa era que todavía se recogían los frutos de los famosos Juegos Olímpicos de 1992, la empresaria me aclaró que el éxito se debía a que el puerto barcelonés era un recinto base de salida de los principales cruceros por el Mediterráneo.

Un año después, aquella visita de Michelle Obama a Málaga sigue representando un auténtico hito turístico. Fueron unos amigos de la primera dama de Estados Unidos, que habían trabajado en la embajada norteamericana en Alemania, los que le sugirieron como lugar de descanso ese hotel Villa Padierna, situado entre Benahavís y Marbella, y facilitaron indirectamente una campaña de marketing sin precio. Este primer aniversario ofrece porcentajes importantes del crecimiento del turismo de aquel país. Pero en términos absolutos son cifras poco significativas.

El triunfador de aquella estancia presidencial, Ricardo Arranz, dueño del hotel donde se alojaron la señora Obama y su hija, cree que es pronto para proclamar que la excelencia de la Costa ha cruzado el Atlántico. Personalmente, creo que Estados Unidos no puede convertirse en una obsesión. Pero representa una oportunidad para mejorar nuestro producto por la exigencia de este cliente.

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