LOS jefes de Gobierno de doce países de la Unión Europea han suscrito un documento remitido a los principales responsables comunitarios en el que recogen un programa de ocho puntos para promover el crecimiento económico en la región. La carta, firmada, entre otros, por el presidente Rajoy y sus colegas de Italia, Gran Bretaña, Suecia y Polonia, ha sido enviada a los presidentes del Consejo y de la Comisión de la UE. Su carencia principal es que entre sus firmantes no se encuentran los líderes de Alemania y Francia, las dos economías más fuertes y las dos naciones más influyentes de la Europa unida. No obstante, el programa apuntado es muy razonable. Parte del reconocimiento de que las políticas de austeridad y control del déficit son esenciales para afrontar las turbulencias financieras que ponen en peligro el euro y combatir la crisis de confianza en las economías europeas, pero también resultan insuficientes para salir del atolladero, ya que el crecimiento se ha estancado y el desempleo alcanza niveles insoportables en muchos de los estados miembros. Es por ello por lo que proponen ocho líneas de actuación que, en su conjunto, podrían devolver la confianza a los ciudadanos, las empresas y los mercados (desarrollo del mercado único de servicios y energía, apertura de los mercados mundiales al libre comercio, reducción de las operaciones de rescate de entidades financieras, compromiso con la innovación, entre otros). Los jefes de Gobierno asumen los criterios que numerosos expertos vienen sosteniendo: la extrema austeridad sin el acompañamiento de medidas de estímulo económico provocará estancamiento y agravará los problemas sociales derivados de la recesión y el desempleo. Hace falta, además, flexibilizar el cumplimiento de los objetivos de déficit precisamente para que el consumo no siga cayendo y las economías no se adentren en el abismo. El primer logro de este colectivo circunstancial de jefes de Gobierno sería convencer a Merkel y Sarkozy de que ésta es la mejor salida.