En política, los relevos pueden ser continuistas o presentarse como un cambio de rumbo. Elías Bendodo quiere el plácet de Francisco de la Torre para optar a sucederle en la Alcaldía y para ello acaba de demostrarle que posee dos virtudes casi teologales que le hacen justo merecedor: capacidad para continuar su línea argumental en los proyectos estrella de la ciudad y dotes para la videncia. O se tiene el don de la ubicuidad para ir casa por casa preguntándole a los 60.000 habitantes de la zona, o tienes que ser adivino para afirmar que "los vecinos que están en contra del Metro en superficie son la mayoría de allí, pero no se manifiestan".

Bendodo quiere demostrar al alcalde que no le desautorizará si llega a sucederle. Aunque algunos argumentos no los sostengan los mismos papeles que invocan. La posverdad no es un invento nuevo como tampoco lo es afirmar que el protocolo de intenciones establece que "debe haber consenso vecinal" aunque el documento firmado con la Junta no lo mencione. Si se tiene el don de la clarividencia, no importa. La necesidad de consenso es como la oposición de los vecinos, que mayoritariamente existe aunque no se ponga de manifiesto. Si trataba de demostrar que nada cambiará, lo ha logrado. ¿Qué es eso de prolongar el Metro hasta la Malagueta cuando ya se acordó dejarlo en la Alameda y llevarlo hasta el Civil? Mejor supeditar el trazado hacia el norte a la resolución urbana del Guadalmedina. Ahí es nada. Como los cinco años de debate estéril desde el concurso de ideas. El ganador por unanimidad (voto de Diputación incluido) y ocho de los nueves premiados descartaron su embovedado. Si aquello no impidió que el alcalde manifestase su voluntad de no renunciar a ello, por qué no iba a sostener ahora el meritorio aspirante que primero hay que embovedarlo y construir un bulevar, para trazar después por ahí el tranvía. Volvamos a 2011. A tomar viento el Plan Especial que ha encargado la Gerencia de Urbanismo del mismo ayuntamiento que él también gobierna, y supongo, que el concejal responsable.

Puestos a optar a la Alcaldía, mejor que te unjan como alcaldable que proclamarte tras una contienda. Elías Bendodo quiere demostrar a de la Torre que es un digno sucesor. Por lo pronto ha dejado claro que puede ser la encarnación humana del baile de la Yenka. Lo que no puede esperar es que don Francisco se decida pronto. Va en la naturaleza que él imita.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios