La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Sin bipartidismo, sin salida

Los cuatro partidos nacionales están tan empatados que otra vez el Gobierno de España va a depender de los nacionalistas

Creerse a pies juntillas los resultados de una encuesta preelectoral es del género tonto. Pero es más tonto quien desconfía y desdeña una serie sucesiva de encuestas con resultados idénticos o similares. Lo que importa es la tendencia consolidada en el tiempo. Hay que hacerle caso.

Hagamos caso, pues, al barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) -el instituto de sondeos con más motivos para ser neutral- publicado esta semana. Fueron entrevistados casi 2.500 españoles en los diez primeros días de abril. Y en materia de intención y estimación de votos dijeron lo mismo que los consultados en prácticamente todas las encuestas realizadas desde la última vez que hubo elecciones (junio de 2016). Eso es lo significativo.

Cuando escribo "lo mismo" me refiero a las grandes líneas de la voluntad popular y los rasgos fundamentales de la escena política. Cierto que hay un partido que no ha dejado de perder puntos (nueve) en las preferencias del electorado -Partido Popular- casi en la exacta medida en que otro -Ciudadanos- los ha ganado. Es lo más novedoso del panorama político español y la resolución de esta competencia en el centroderecha marcará el futuro inmediato y mediato que sellarán las convocatorias electorales previstas.

Siendo lo novedoso, no lo veo yo como lo más trascendental. Lo trascendental no va a ser si Ciudadanos confirma su sorpasso a un PP en declive al que la mejora de la economía no le llega para hacerse perdonar sus numerosos y graves pecados ni si, al otro lado del espectro, el PSOE resiste, pese a la inepcia de Pedro Sánchez, la OPA hostil lanzada por Podemos desde su nacimiento. Las dos posibilidades, a derecha e izquierda, son viables y están fundamentadas.

¿Qué es lo trascendental de la sucesión de sondeos comentada? La unanimidad en dos tendencias que entre sí encierran una paradoja. Una, que el bipartidismo alcanza las cotas más bajas de la historia democrática (46% entre PP y PSOE, según el CIS). Y dos, que los cuatro partidos nacionales están tan empatados en votos previsibles y reparto de diputados que conseguir una mayoría absoluta en el próximo Congreso si pactan sólo de dos en dos parece quimérico.

De modo que cuando se cierre el ciclo electoral inminente es probable que el Gobierno de España dependa una vez más de un concierto oneroso con los nacionalistas. Muerto el bipartidismo, el tetrapartidismo tampoco es una salida. ¿No tenemos remedio?

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