La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Con las bombas de los saudíes

La ministra de Defensa se ajustó a la ética de las convicciones sin medir las consecuencias de sus actos

Vale, la precariedad del Gobierno le viene ya de fábrica: tiene el respaldo de 84 diputados, de un total de 350, y necesita mendigar a unos u otros prácticamente todas sus iniciativas, planes y medidas. Pero su extrema debilidad la está cimentando él solito. Mayormente, con sus constantes rectificaciones. Cuando Pedro Sánchez no se rectifica a sí mismo, rectifica a sus ministros, y cuando no, unos ministros rectifican a otros. El Gobierno es un continuo enmendarse la plana. Vaga como pollo sin cabeza.

Precario, pues, pero también débil. Una falta de solidez que, a veces, alcanza el estigma de la falta de seriedad. Este no parar de vaivenes y revisiones ha golpeado a ministros tan distintos como los de Interior y Justicia, Hacienda y Trabajo, Economía y Transición Ecológica, y probablemente no ha rozado a otros porque es como si no estuvieran en el Consejo: ni se les ve ni se les nota. Si están haciendo algo, lo disimulan muy bien. Parecen ministros de la Secreta.

Pero ninguno ha sido tan desautorizado y arrojado a los pies de los caballos -caballos de la oposición y la opinión pública- como la titular de Defensa, Margarita Robles, que se levantó un día buenista y pacifista y paralizó la entrega de 400 bombas de precisión, ya cobradas, al régimen de Arabia Saudí por el temor, bastante fundado, de que vayan a ser utilizadas contra la población civil en la guerra de Yemen.

Robles se ajustó a lo que Max Weber llamaría la ética de la convicción, en olvido manifiesto de la ética de la responsabilidad que obliga a cualquier gobernante. Se lo recordaron Pedro Sánchez en privado y José Borrell casi en público. La ministra no había considerado las consecuencias de sus actos: la dictadura medieval-islamista de Arabia amenazaba con tomar represalias muy concretas. Si no había bombas, tampoco habría construcción de las cinco corbetas apalabradas en nuestros astilleros. ¿Seis mil empleos durante varios años en Cádiz, en vísperas de elecciones andaluzas, o la vida y la salud de los yemeníes masacrados por nuestros clientes? Robles eligió según conciencia, su Gobierno la rectificó según conveniencia nacional y social. Es lo que hay. Aunque Borrell quiso aliviar su culpa, o bien tomarnos por tontos, al explicar que estas bombas son tan avanzadas y precisas que no causan daños colaterales.

Un lector matizaba así la idea de Sánchez de que el suyo es un Gobierno que hace lo que dice: "¿Lo que dice por la mañana o lo que dice por la tarde?".

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