EN una situación económica normal, una inflación anual del 1,5% supondría un magnífico dato. En momentos como éstos, caracterizados por una fuerte caída del consumo y de la inversión, el dato proporcionado por el IPC armonizado es bueno, aunque necesita de ciertas matizaciones para afinar el juicio. A la espera de conocer del dato definitivo de IPC -el de ahora es un adelantado, aunque suele coincidir bastante-, la inflación ha descendido a un nivel que no se veía desde hace diez años. En julio de 2008, la inflación interanual estaba en el 5,3% y, desde entonces, ha venido descendiendo de modo continuo hasta situarnos en unos niveles que podríamos definir de libro. ¿Qué ha ocurrido? Básicamente, una tremenda reducción de los precios del crudo y sus derivados -el Brent ha pasado de los 146 dólares por barril a los 43 de media en diciembre- y un descenso de los precios de los alimentos, dos tipos de componentes muy volátiles que podrían cambiar su rumbo como lo hicieron positivamente a finales de verano. El otro factor que ha contribuido a estos valores ya ha sido citado anteriormente: la caída de la demanda provocada por la crisis. Lo que muchos analistas se preguntan ahora es si la reducción de precios seguirá ese peligroso ritmo que nos lleve a la deflación, que es la antesala de la depresión. Pero sin abundar más en el pesimismo, el dato del 1,5% es bueno para las familias y para las empresas. Las primeras están aumentando su capacidad para el ahorro o para la compra, ya que los precios están bajando y el descenso del Euríbor está dando un respiro a quienes deben afrontan una hipoteca. Las empresas pueden sobrellevar mejor la crisis porque disminuyen el gasto salarial previsto 2009 y España, en su conjunto, reduce la ingente factura que paga en el exterior debido a nuestra enorme dependencia energética del petróleo. No es de extrañar que también ayer se conociera la mejora del Índice de Confianza de los Consumidores, muy leve aún después de la tremenda caída producida a lo largo de 2008. Aunque los consumidores siguen tachando de malas las expectativas económicas del país, sí apuntan que las cuentas familiares han comenzado a mejorar un poco, debido básicamente a esto: a precios y tipos de interés más bajos.

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