La pandemia por coronavirus ha puesto en jaque al burro taxi de Mijas, un reclamo turístico que no pasa por su mejor momento y que, ante la falta de visitantes, sobrevive a duras penas gracias a la ayuda desinteresada de colectivos públicos y privados. A unos les encanta, a otros no; lo cierto es que a nadie deja indiferente el que antaño fue un medio de transporte habitual, hoy convertido en símbolo de esta localidad de la Costa del Sol y popular atracción, sobre todo entre los más pequeños.
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