En busca del nómada

Francisco de la Torre considera que ya ha creado esa urbe atractiva. Para turistas y para ingenieros

Hay que encontrar nómadas suficientes y conseguir que sienten la cabeza en Málaga. Eso sí. No queremos unos trashumantes cualesquiera. Digitales. Teletrabajadores de lujo que antes recorrían el mundo con sus ordenadores pero que seguramente renunciarían a sumarle más kilómetros a sus maletas cuando descubran que existe la ciudad o la provincia de su paraíso.

La propuesta de los llamados nómadas digitales como alternativa económica para combatir la crisis turística desatada por la pandemia es una de las que figuran en el trabajo que el cabildo de Gran Canaria encargó a Daniel Lacalle, Miguel Sebastián y José Carlos Díaz, tres economistas cuanto menos diversos. Este último también la defendió como una solución para Málaga en un foro reciente organizado por este periódico. Que viene a ser lo mismo que la teoría de atraer talento, que desde hace tiempo defiende el alcalde de Málaga. Para ello hay que ofrecer una ciudad agradable para vivir y con todas las alternativas culturales y de ocio posibles. Los nómadas adictos al territorio irradiarían ese talento a su alrededor y quién sabe si generarían un nuevo Silicon Valley en este sur de Europa.

El sueño de De la Torre. Como la Universidad de Málaga no está por la labor de gastarse una millonada en sueldos para intentar contratar a los mejores profesores de Harward o el MIT, pongamos por caso, el regidor intenta seducir a las instituciones académicas privadas. A ver si son más receptivas. Aunque debería ser cuidado con la selección de candidatos, no sea que al final se implante en Málaga el cuartel general de los negacionistas. Y Anonymous la elija como su sede mundial.

De la Torre considera que ya ha creado esa urbe atractiva. Para los malagueños, para los turistas y para los ingenieros. Los presentes y futuros. El otro día se lo dijeron dos belgas de Oracle. Por eso se ha rebotado con el último informe del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), que denuncia la dependencia "patológica" del turismo que sufre la capital. Y pide usar la pandemia como oportunidad para revertir el escenario. Al responsable de OMAU, el alcalde hace años que lo habría fusilado al amanecer, si no fuera porque se conoce al dedillo todos los vericuetos administrativos para conseguir fondos europeos.

No quiere obstáculos en su determinación de culminar su ciudad. Ni de agoreros que la muestren el presente ni fantasmas del pasado. Aunque sean cristianos. Que hubieran escogido calle Alcazabilla para enterrar a 300 de sus muertos en la conquista de Málaga, en vez de inhumarlos en los bajos del cine Astoria para y reventarle su proyecto del auditorio. Y no digamos si hay que echarle cuentas a los romanos porque se olvidaran allí sus vasijas para el vino.

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