LA trashumancia que el guión del mundo del fútbol requiere obliga a los jugadores a mantenerse alejados de sus familiares durante semanas o incluso meses. Tal es la situación, que a veces resulta imposible comunicar las buenas nuevas en persona y los futbolistas tienen que idear nuevas formas de comunicarse con los suyos. Y si no que le pregunten a los padres de Nacho, que se enteraron por televisión de que iban a ser abuelos. La esposa del jugador le comunicó poco antes de salir hacia Valladolid que estaba esperando un bebé y le pidió que si marcaba un gol se metiera el balón debajo de la camiseta simulando estar embarazado. "Yo le dije que lo haría, porque llevaba mucho sin marcar y no pensaba que este iba a ser el partido en que lo hiciera, pero al final tuve que cumplir mi promesa", explicaba ayer entre risas Nacho. "Me hubiera gustado decírselo a mis padres en persona, pero no pudo ser", añadió. Y es que ni siquiera Juan Carlos Pérez Frías, médico del Málaga y tío del interior zurdo, conocía la noticia. Tampoco sus compañeros. Una prueba fehaciente de que los jugadores eligen el terreno de juego como medio de comunicación y también del ajetreo que tienen en sus vidas, que llega incluso a retrasar la comunicación de un buena noticia como es un embarazo.