APESAR de los esfuerzos de unos y otros por transmitir un mensaje de tranquilidad y optimismo ante la crisis, los datos del desempleo conocidos esta semana han sentado como uno de esos chaparrones de agua helada, muy similares a los que nos brindan los cielos malagueños todos estos días, impidiendo que el ambiente general coja algo de temperatura y confianza. Escenario que, lógicamente, la oposición intenta aprovechar para desgastar al Gobierno, sobre todo en Andalucía, porque es una de las pocas bazas que le pueden quedar a Javier Arenas si en el futuro quiere tocar bola. La consigna del Partido Popular (PP) para movilizar sus fuerzas puede ser el grito de ¡a la carga!

De hecho, observando el panorama a corto plazo, los populares van lanzados a intentar proyectar la imagen de que todo está hecho un desastre y que ellos son los únicos capaces de salvar por lo menos los muebles. Aquí hay que inscribir la reunión del pasado sábado en Torremolinos del Consejo Andaluz de Alcaldes del PP, en donde se abordaron los temas que más caldean los ánimos; y la manifestación, que esperan multitudinaria, del próximo domingo por las calles de la capital malagueña bajo el lema "Por el empleo".

Claro que, ante el ataque masivo de los populares contra las políticas del PSOE, estos no se van a quedar mirando y ya se anuncia el contraataque que en Málaga estará dirigido por la mismísima vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, una de los integrantes del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero que genera más simpatías y confianza entre la población, y que intervendrá en un acto público de su partido el mismo domingo para explicar las medidas anti crisis preparadas por el Gabinete, y que tendrá réplica en el resto de las capitales andaluzas con la intervención de primeros espadas, tanto del ámbito nacional como regional.

En el terreno municipal la contienda también se calienta y en esta ocasión ha sido la figura de la 'ecléctica' concejala de Parques y Jardines, Teresa Porras, la que ha dado pie, con sus peculiares formas de hacer política, para que la oposición, en este caso los socialistas, soliciten su dimisión, al margen de crear un nuevo quebradero de cabeza a Francisco de la Torre que ve como otra vez su más cercano equipo de colaboradores se resquebraja tras la salida de Isidro Cubero, un profesional que parecía haber dado con la tecla en las siempre complicadísimas relaciones del Ayuntamiento con los medios de comunicación. Se me antoja, ante el panorama que se presenta, que lo importante no es la bolsa de la compra, sino la de los votos. ¡A la carga!