Y cayó el chaparrón

Llegan tarde los ingenieros con su plan contra la sequía. Desde Málaga, hay vigías que alertan de asturianos en reconquista

N OS cayó el chaparrón. El plan de los ingenieros llegará tarde. Aseguran que acabar con la sequía en Málaga cuesta unos 600 millones. Mucho menos que la reforma del Bernabéu por citar un ejemplo. Pero como en la Costa del Sol no hay socios a los que consultar, aunque generen suficiente riqueza para afrontar de un vez por todas un problema endémico. Pero los pantanos ingresarán estos días agua para casi un año de consumo y los políticos darán carpetazo a las urgencias, tras agitar estos últimos meses un puñado de obras para maquillar la situación.

Tanto pedir que llueva, como dice la canción, hasta que cayó el chaparrón. No sé si los dirigentes elevaron su plegaria, como dice la canción, a la Virgen de la Cueva. En Asturias es más fácil que descarguen las nubes, aunque esta devoción lo ha pasado muy mal durante diez siglos. Don Pelayo siempre prefirió a la de Covadonga. Ahora, desde Málaga, algunos vigías alertan de que observan que los asturianos bajan de reconquista. Un nuevo eje sur-norte alumbró en agosto, a regañadientes, un banco para intentar alcanzar la Champions. Unicaja Banco y Liberbank.

Que sí absorción, que si fusión. Que no hay un justo reparto de poder en función de la partida de nacimiento de los directivos. Así hasta la procedencia de las mascarillas. Antes aquí y ahora las compran en la patria querida. Aunque como, en todo caso, son made in China igual debieron pedirle en su día a Xi Jinping que ejerciera de mediador para acordar a qué alto ejecutivo le correspondía presentar la estrategia de la compañía, elaborada por una consultoría multinacional. Y de postre, algunos pidiendo auxilio al Gobierno. Que ya está aquí después de solventar el problema del Sáhara y de Marruecos con seis párrafos de una carta. Pero el riesgo de verdad es que si los jugadores de este partido no recuperan la iniciativa las interferencias pueden conducir a la Segunda División.

Ahora sabemos que Nadia Calviño le contesta los wasups a Francisco de la Torre. El alcalde se moderniza y se olvida de los SMS, que tampoco ha debido intercambiar con Carlos Rubio, el presidente de la Autoridad Portuaria. Uña y carne en la torre catarí, que el Ministerio de Cultura un día ve como amenaza para el patrimonio y otro no encuentra en la legislación qué significa impacto visual. No es de extrañar que los impulsores del nuevo puerto deportivo nos colocaran una segunda valla en el recinto. Por lo visto a espaldas del alcalde, aunque la licencia la concediera Urbanismo, y sin avisar al presidente del Puerto. Cualquier día aparece el rascacielos y se malician: "Qué escándalo, aquí se juega". Una formula moderna de parcelar y subastar. Ahora a pedir que escampe.

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